«Desde lo invisible»: Pactar con los extraterrestres
Autores: I. Correa, J. M. Pizarro, I. Rodes, R. San Martín... Director: R. San Martín. Intérpretes: I. Rodes, V. Teijeiro y N. Martín. El Pavón Teatro Kamikaze. Madrid. Hasta el 4 de noviembre.
Después de su fugaz paso la temporada pasada por el Centro Dramático Nacional, vuelve a cobrar merecida vida este montaje que ya se alzó en 2008 con el Max al Mejor Espectáculo Revelación. «Desde lo invisible» se estructura como una sucesión de escenas relacionadas con el mundo de la discapacidad intelectual que comparten, en algunos casos, los mismos personajes. Alejándose deliberadamente de un orden cartesiano en la exposición del tema, la dramaturgia de Irma Correa y Rubén Tejerina entra en el complejo universo de la diversidad funcional casi emulando el propio caos que, desde nuestro punto de vista de personas «normales», rige el pensamiento y la conducta de quienes habitan en él. Sin disimular el aislamiento cognitivo, los problemas de autonomía o las dificultades comunicativas de los discapacitados, lo que busca la obra, ante todo, es establecer puentes y nexos, sirviéndose a menudo del humor, entre esos dos tipos de personas a los que se alude, con mucha ternura, en un momento concreto de la función: los «terrestres» y los «extraterrestres». Los dilemas de una pareja para seguir adelante o no con el embarazo de ella cuando saben que su hijo puede nacer con alguna alteración; la relación médico-paciente en un caso así; los consejos e influencias de terceras personas en la toma de una decisión de esta envergadura; o la relación que tendrá ese hijo discapacitado con un hermano «normal», que habrá de sacrificar su existencia para cuidar de él, son algunas de las ramificaciones de un conflicto muy delicado, casi inextricable, que tanto los autores como el director Rolando San Martín han tratado en todo momento con mucho tino, respeto, gracia, conocimiento y cariño. Bajo la disonante atmósfera sonora que va creando sobre el escenario Nacho Martín a partir de instrumentos que no son, a priori, musicales, las actrices Isabel Rodes y Victoria Teijeiro van saltando de unos personajes a otros en un difícil trabajo que exige no solo cambiar de registros y caracteres, sino aventurarse con convicción, además, en ciertos códigos –cuando están interpretando a discapacitados– que, no por ser indescifrables para ellas como actrices y para nosotros como espectadores, han de estar usados con menos verdad. El resultado es una función bonita, amable, emotiva y, al mismo tiempo, muy seria, en la que alguna escena, como la de la discapacitada Elena cuando acude a su nuevo puesto de trabajo, constituye en sí misma una maravillosa y breve comedia.