"Dos días": Segunda oportunidad
Autoría: María Inés González y Miguel Ángel Cárcano. Director: Miguel Ángel Cárcano. Intérpretes: Guillermo Barrientos y Eva Marciel. Teatro Lara, Madrid. Hasta el 7 de mayo de 2019.
Dos años después de su primer estreno, ha regresado al Teatro Lara, mucho más pulcra en su representación, esta extraña obra de María Inés González y Miguel Ángel Cárcano que este último dirige. La función podría parecer una comedia romántica en su planteamiento, pero luego vira bruscamente hacia el puro drama sentimental, y bajo estos parámetros permanece hasta el desenlace. Un hombre y una mujer se reencuentran en un hotel al que ambos acudieron por esas mismas fechas el año anterior. El espectador intuye que entre ellos hay algo, un deseo que quizá no llegó a materializarse. Ahora los dos han roto con sus respectivas parejas. Se estudian y se buscan mutuamente, pero al mismo tiempo se rehúyen, un tanto temerosos. Ciertamente, desde un punto de vista técnico, tanto ese acercamiento inicial entre los protagonistas como la relación posterior que se establece entre ellos están bien expuestos en el texto, y mucho mejor abordados en la dirección y en las interpretaciones que la primera vez que se puso la obra en pie. Los diálogos se ensamblan bastante mejor que antes, las interrupciones, las pausas, las variaciones de humor y de tono fluyen con el ritmo preciso y el adecuado realismo formal. Podría decirse que las palabras suenan en boca de los actores a verdad; lo malo es que es una verdad monótona, algo fútil en ocasiones. Porque, bajo esa cuidada forma, se aprecian dos defectos importantes en el fondo: uno consiste en supeditar el desarrollo de la primera parte a un inesperado giro argumental con el que sorprender al espectador, vaciando la acción de cualquier contenido que, a la postre, resulte verdaderamente sustancial; el otro tiene que ver con la escasa evolución dramática que hay en la segunda parte, tanto en el conjunto de la trama como, muy particularmente, en el personaje masculino. Difícil se lo ponen los autores a Guillermo Barrientos para dar brillo a un personaje tan poco permeable a la peripecia que protagoniza. Más fácil lo tiene Eva Marciel, y no desaprovecha la oportunidad, para infundir en el suyo una convincente escala de emociones en consonancia con las distintas situaciones que ha de ir manejando.