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El Lago de los Cisnes de Nureyev renace en Viena a los 50 años de su estreno

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El 15 de octubre de 1964, el telón de la Ópera de Viena subió y bajó 89 veces en una interminable ovación a la versión de «El Lago de los Cisnes» que Nurerey acaba de estrenar
El 15 de octubre de 1964, el telón de la Ópera de Viena subió y bajó 89 veces en una interminable ovación a la versión de "El Lago de los Cisnes"que Rudolf Nurerey acaba de estrenar. Hoy, aquel mítico montaje sube de nuevo al escenario, renovado pero manteniendo el respeto al bailarín ruso.
La apoteosis que generó la coreografía de Nureyev, que interpretó al príncipe Siegfried mientras la mítica Margot Fonteyn hizo los propio en el doble papel de Odin/Odette, entró incluso en el Libro Guinness de los Récords.
El montaje ha sido desde entonces un clásico en Viena, con algún parón en la década de 1990, aunque no se pone en escena desde hace cinco años.
Ahora, el director del Ballet Estatal de Viena, Manuel Legris, ha revisado aquella primera interpretación que Nureyev hizo del clásico de Chaikovski, con la intención de respetar el original pero adaptándolo al nuevo tiempo y a los nuevos bailarines.
Para empezar, Legris ha optado por eliminar parte de la opulencia casi barroca del decorado, el vestuario y la ambientación que se presentó en 1964.
"Hemos hecho algo más estético, más ligero. Porque creo que ahora no podemos usar elementos tan barrocos", explica a Efe el bailarín y coreógrafo francés, que fue pupilo en París del propio Nureyev.
"Creo que la coreografía de Nureyev se merece que ahora, en 2014, sea mostrada con más sencillez", indica, señalando que esa estética recargada de 1964 sería hoy motivo de risa.
Legris, que ha danzado como Siegfried en la segunda versión de El Lago de los Cisnes que su maestro hizo en 1984 para la Ópera de París, reconoce que le ha sido difícil mantener la distancia para no contaminar el montaje vienés.
"Quiero respetar la versión de Viena porque es realmente única. Lo que quiero es tomar la versión original de Viena y coger algunos elementos de París, en pasos de baile y musicalidad. Estoy seguro de que si Nureyev estuviera aquí, no haría exactamente lo mismo que en 1964", afirma.
El director del Ballet de Viena recuerda que lo que hizo Nureyev en 1964, con apenas 26 años, revolucionó buena parte de los principios clásicos de la danza y del reparto de papeles entre hombre y mujer.
"Creo que Nureyev, como coreógrafo, siempre puso al hombre en su sitio, no como un acompañante, sino como un artista. Si miras todas las versiones de El Lago de los Cisnes, el chico estaba para que la bailarina aparezca hermosa. Nureyev puso el nivel del bailarín en su sitio", valora Legris.
Un cambio que, dice, fue muy importante para los bailarines y que ha hecho que cuando uno sube al escenario ya no se sienta sólo como un "acompañante"de la bailarina.
En el desafío de reestudiar la versión vienesa de "El Lago de los Cisnes", Legris afirma sentirse respaldado por la estrecha colaboración que mantuvo con Nureyev, su maestro y su compañero de baile en el escenario.
"Es fácil para mi tomar decisiones. Les digo a los otros: Te aseguro que esto es un paso de Nureyev y no de Manuel Legris. Nunca pondría un paso mío en esta producción", afirma.
El artista francés afirma que ha intentado hacer llegar a los bailarines la necesidad de transmitir sentimientos en una historia que considera muy hermosa y mucho más que un cuento de hadas, en la que es esencial "seguir la sicología de cada personaje".
Legris cuenta con Olga Esina y Vladimir Shishov, los bailarines solistas del ballet vienés, para los papeles protagonistas de Odile y Sigfried.
El coreógrafo argumenta que ni la escuela ni el físico de Esina es el de la diva Fonteyn y que el hecho de que entre las dos haya varias generaciones de bailarinas también obliga a aplicar cambios en algunos movimientos respecto al montaje original.

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