"Interrupted": Un viaje inesperado hacia el delirio
Autoras: Fiona Clift, Andrea Jiménez, Noemí Rodríguez y Blanca Solé. Directoras: Andrea Jiménez y Noemí Rodríguez. Intérpretes: Ariana Cárdenas, Andrea Jiménez, Esther Ramos y Noemí Rodríguez. Teatro Lara, Madrid. Hasta el 20 de marzo.
A pesar de los premios que la avalan y de sus fantásticas posibilidades para hacer taquilla (la noche que el Madrid y el Barça se jugaban el pase a la final de Copa la sala estaba llena) resulta incomprensible que esta obra, que aúna como pocas calidad y entretenimiento, no alcance la repercusión que merece y solo se programe en salas alternativas y de manera intermitente. «Interrupted» cuenta la historia de una mujer joven que, por aquellas inescrutables reglas que marca el azar, ve cómo su vida, en la que todo hasta entonces marchaba modestamente bien, comienza de pronto a desmoronarse. Hasta ahí, porque conviene no contar más, el argumento es sencillito y hasta podría parecer manido; pero la forma en la que está tratado sobre el escenario no puede ser más original ni brillante. En primer lugar, ya resulta interesante que el tono elegido para abordar el asunto no sea el del acostumbrado drama sensiblero y efectista, sino el de una comedia disparatada –aunque al mismo tiempo muy dura– que por momentos tiene también algo de sátira, con acertadas caricaturas de algunos arquetipos contemporáneos como el jefe crecidito, el viejo verde desfasado, la madre acaparadora... Pero, sin duda, lo más sorprendente y audaz en la propuesta es la naturaleza del lenguaje con el que ha sido ideada. A ritmo de palmas y percusiones, las escenas se suceden con gran velocidad para seguir linealmente, de un modo más novelesco o cinematográfico que teatral, el itinerario de la protagonista en su frenético día a día: se levanta, se viste, conversa en el ascensor con los vecinos, conduce hasta el trabajo, se relaciona en la oficina con los otros empleados, va a cenar con su novio... Como digo, se trata de un recorrido a priori muy poco teatral que obliga a cambiar incesantemente el marco espacial de la acción. Sin embargo, todo está resuelto con admirable talento por las cuatro actrices, que pasan como si tal cosa de incorporar distintos personajes a convertirse casi en elementos de atrezo y que viran con agilidad de lo verbal a lo físico para componer, con notable ingenio, algunas escenas extraordinarias. Por si fuera poco, debo decir, aun a riesgo de destripar el argumento más de lo debido, que, a medida que avanza la función y el declive psicológico de la protagonista se hace más evidente para el espectador, este comprobará fascinado que el hecho de que tres de las actrices tengan que funcionar en ocasiones casi como utileras no es solo un simpático y eficaz recurso escénico, sino que está maravillosamente justificado, y casi exigido, por la propia trama.