Teatro
La conducta indecente de Oscar Wilde
El Fernán Gómez estrena una pieza de Moises Kaufman sobre los tres juicios que arruinaron la vida y la carrera del escritor
El Fernán Gómez estrena una pieza de Moises Kaufman sobre los tres juicios que arruinaron la vida y la carrera del escritor
En abril de 1895, el marqués de Queensberry, padre de su joven amante Lord Alfred Douglas, inició una violenta campaña contra Oscar Wilde en periódicos y revistas acusándolo de sodomita. Éste demandó al marqués por difamación, que a su vez contraatacó con otro proceso contra él por ultraje a la moral. Wilde fue juzgado por cometer actos de «grave indecencia» e, implícitamente, por una visión sobre el arte que indignó a la sociedad victoriana. Fue condenado a dos años de prisión y trabajos forzados que cumplió íntegramente en la cárcel de Reading, pese a las numerosas peticiones de clemencia de sectores progresistas y desde varios de los más importantes círculos literarios europeos.
drama humano
Lo que hizo en 1995 el venezolano afincado en EE.UU, Moisés Kaufman, fue transformar los tres juicios a Oscar Wilde en obra de teatro, en un drama humano e intelectual, entretejiendo los testimonios transcritos de los juicios y numerosos documentos relacionados con él. Triunfó en Broadway y ahora se estrena en el teatro Fernán Gómez dirigida por Gabriel Olivares y adaptada por él mismo junto a David DeGea. El pleito fue famoso y su encarcelamiento un escándalo social. Para el director, «el primer juicio mediático de la historia. Muchos de los actuales tienen aspectos que surgieron con los tres juicios a Oscar Wilde», afirma. El autor se ha basado únicamente en elementos reales: «No hay nada en esta pieza que sea original de Moisés Kaufman, los textos son transcripciones de los juicios, correspondencia personal, extractos de obras –como de “De Profundis”, escrita en la cárcel–, entrevistas, biografías o noticias de periódicos que seguían el juicio en todo el mundo. Su mérito fue coger toda esa información, meterla en una coctelera y realizar una dramaturgia increíble. Tengo la sensación –continúa Olivares– de que la gente va a asistir en directo, cien años después, a lo que ocurrió en realidad. Nuestra propuesta intenta buscar la experiencia emocional de lo que ocurrió a un hombre que estaba en el pedestal, en lo más alto de su gloria como dramaturgo y acabó encarcelado y arruinado física, económica y moralmente. De repente, un episodio trágico se ha convertido en, posiblemente, una de las mejores obras de Wilde. Todo lo que dice está pronunciado por él mismo para defenderse en el juicio que le cambió la vida», señala.
¿Hablamos de teatro documental? «Una obra no tiene por qué ser original de un autor, puede hacerse con textos no dramáticos. La propuesta de Kaufman era no reescribir las palabras de los personajes, sino que fueran las de los registros taquigrafiados del juicio y creo que es un acierto porque la dramaturgia resultante es puro teatro. La función no sigue al pie de la letra los juicios, los mezcla convenientemente con los demás documentos. Y en esta estructura es donde ha demostrado su maestría como dramaturgo. No escribiendo diálogos, sino creando una dramaturgia a partir de textos ya escritos dándoles una conexión». Y afirma Olivares: «Creo que ahora mismo –lo puedo decir–, es el mejor texto de teatro que he leído nunca y, desde luego, el mejor que haya dirigido. Para mí ha sido una fortuna encontrarme con esto, que nos hayan cedido los derechos y pueda hacerlo con mi compañía, Teatro LAB Madrid. Nuestra propuesta no es tradicional, sino muy expresiva y contemporánea, usando mucho el lenguaje teatral, con cierto nivel de abstracción en un montaje muy poético e intenso».
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Pasividad ante la tragedia