
Trofeos máximos
Así fue el lío de Morante del que todo el mundo habla en Salamanca (vídeos)
Marco Pérez, que se presentaba en su tierra como matador, cortó dos orejas y salió a hombros con el de La Puebla

Así fue el lío de Morante en Salamanca. Un torbellino de inspiración, belleza y verdad que ha dejado al toreo en estado de conmoción. Todo el mundo habla de ello. Porque lo que sucedió en La Glorieta este sábado, en el mano a mano con Marco Pérez, que acaba de tomar la alternativa, no fue una faena más, ni siquiera una gran tarde: fue la confirmación de un momento único, que ya venía fraguándose desde hacía años y que encontró continuidad natural tras la histórica Puerta Grande de Las Ventas.
Morante de la Puebla, que venía de romper Madrid en dos tardes que definen una época, desembarcó en Salamanca y volvió a hacerlo. Esta vez fue con un gran toro de Garcigrande, al que toreó como si el tiempo se hubiera detenido, como si el toreo fuera una forma de respirar. Lo recibió de rodillas, lo veroniqueó con cadencia antigua, y luego lo toreó con la muleta con esa mezcla de inspiración, hondura y estética que ya en Las Ventas había dejado claro que “la belleza sí sirve si está llena de verdad”. El comienzo de rodillas es una imagen que corre como la pólvora.
En Madrid se había hablado de un “natural que perdurará en la memoria por los siglos de los siglos”, de una tarde en la que “todo lo bueno que se puede soñar en el toreo pasó”. Salamanca recogió ese testigo con otra obra cumbre, en la que el toreo surgió limpio, despacioso, desmayado, con ese compás único que sólo él es capaz de imponer. “Torear tan ahí metido que es uno con el toro”, se dijo días atrás. Y en La Glorieta fue locura máxima desde la capa, la muleta y hasta el final. Dos orejas, rabo y una plaza rendida a los pies del arte.
La estocada fulminante fue sólo el broche de una obra perfecta. El toro fue premiado con la vuelta al ruedo. Morante, por su parte, cruzó a hombros otra Puerta Grande, la segunda en una semana, en una especie de viaje consagratorio que está dando la vuelta al mundo taurino.
Nadie se sorprende ya. Lo de Morante no es casual. Es fruto de un momento dulce, pleno, sereno. Como se dijo tras lo de Madrid: “Hubo un lío muy gordo. De los que atrapan. De los que despiertan a quien no entiende. De los que emocionan al que sí”. Salamanca fue exactamente eso. Un torero en estado de gracia. Un toreo sin fecha de caducidad. Un artista al que el tiempo y la madurez le han dado las llaves de la eternidad.
Ficha del festejo
Plaza de toros de La Glorieta, Salamanca. Corrida de toros en honor a la festividad de San Juan de Sahagún. Más de tres cuartos de entrada.Toros de Puerto de San Lorenzo (1º y 4º), Garcigrande (2º y 5º), y Hnos. García Jiménez. El quinto de Garcigrande fue premiado con la vuelta al ruedo.
• Morantae, ovación, silencio y dos orejas y rabo
• Marco Pérez, palmas, silencio y dos orejas
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