Festival de Málaga

¿Un Goya a mi edad?

Miguel Herranz
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LA RAZÓN habla con los nominados de mayor y menor edad en la gala de esta noche, ambos integrantes de «A cambio de nada», la ópera prima de Daniel Guzmán.

Antonio Guzmán, 93 años: «¡A mí qué más me da que me lo den!»

En cuanto acabe la gala de los Goya, Antonia Guzmán se vuelve al pueblo, Candeleda (Ávila), del que salió de joven para irse a Madrid, cuando se casó. «Y me volví al jubilarme». En la capital trabajó de costurera: «Fui a una academia, hice tres cursos relacionados con el patronaje, porque coser yo ya sabía». Esta mujer de 93 años que en su juventud veía en los cines las películas de Marifé de Triana «y todas ésas», no se hubiera imaginado que algún día acabaría al otro lado de la pantalla. «Nunca lo hubiera pensado, y menos a esta edad; yo además no entiendo mucho de esto, pero estoy contenta porque le beneficia a Daniel».

Daniel Guzmán, su nieto, es el responsable de que esta noche Antonia esté nominada al Goya como Mejor Actriz Revelación, siendo la más veterana de la edición y, si lograra el galardón, la persona de mayor edad en entrar en el palmarés. El actor y director se emperró en que su abuela participara en «A cambio de nada», ganadora en el Festival de Málaga. «Cuando me dijo que quería que saliera le contesté: ‘‘A mí déjame en paz’’. Luego me pasó el guión y me dijo: “A que no te atreves”». Y se atrevió. «No hacía otra cosa que estudiar el texto», confiesa. En cuanto lo soltaba a cámara, se volvía a casa: «No aguantaba muchas horas de rodaje».

Antonia es una mujer de las de antes, de vuelta de todo, capaz de ponderar las cosas en su justa medida. «¡A mí qué más me da que me den un Goya! Tienen más motivos para dárselo a los otros, que son personas preparadas». No obstante, si se lo dan, ya tiene preparado un destino para «el cabezón»: «En el comedor, en el mejor sitio». Antonia se ha confeccionado su propio vestido para la gala de esta noche con ayuda de su hija: «Será entre gris y beige clarito», adelanta.

Miguel Herranz, 19 años: «Me pregunto si me volvería idiota si gano»

Si Miguel Herranz no se hubiese cruzado de fiesta, a las dos de la mañana, con Daniel Guzmán, hoy no estaría en la gala de los Goya. «Íbamos tres amigos y nos llamó un tío desde la acera de enfrente. Cuando llegamos, gritamos: ‘‘Joder, si es el de ‘Aquí no hay quien viva’’’. Nos preguntó: “Chavales, ¿vosotros tenéis calle?”. Y le dijimos: “¿No ves que son las dos y estamos dando vueltas?”. Luego comentó: “¿Sabéis montar en moto?”. Yo dije que sí». Guzmán le encareció para que pasara por los castings para su ópera prima, «A cambio de nada». Miguel tenía 16 años y no pensó que le cogerían: «Fue desastroso. No aparecía en las pruebas o llegaba tarde, iba a echarme unas risas, seguro de que no me elegiría». Pero le cogió.

La historia de Darío, un chico que tiene que buscarse las habichuelas ante una familia desestructurada y un entorno hostil, le ha cambiado la vida, dice: «Daniel me ha dado una nueva. No es como un padre, sino como un hermano mayor». Y con Antonia, la abuela de Daniel y la anciana que vende muebles en El Rastro en la cinta, tuvo un trato genial: «Era como la mía, una mujer maravillosa que siempre me dice que tengo que estudiar y que se da a los demás». Este joven de Chamberí, nacido en Málaga, ha empezado a ponerse serio con la interpretación. Está estudiando, ilusionado con la idea de poder vivir de este oficio. Y hasta ha grabado un anuncio para una especie de Spotify de Bollywood. «Parece ser que soy conocido allí. Me llegan mensajes de Instagram en idiomas raros o en inglés diciendo que soy guapo».

Hoy puede ganar el Goya a Mejor Actor Revelación: «Te diría que no estoy nervioso, pero es mentira. Cuando recibí la invitación para la gala me eché a llorar. Ha sido mucho de golpe. A veces pienso si me volvería gilipollas si gano».