Vancouver debió llamarse Narváez
El historiador americano Jim McDowell publica «Narváez: por aguas inexploradas», la biografía con la que reivindica la figura de este explorador español del Pacífico canadiense.
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El historiador americano Jim McDowell publica «Narváez: por aguas inexploradas», la biografía con la que reivindica la figura de este explorador español del Pacífico canadiense.
José María Narváez es uno más de los tan ilustres como desconocidos personajes españoles que se han perdido entre los meandros y recovecos de nuestro pasado, como Blas de Lezo, Jiménez de Quesada o Bernardo de Gálvez, más conocidos y reconocidos fuera que dentro de nuestro país. España tiene una deuda con ellos, la de recuperar su memoria y colocarlos en el lugar que merecen en la Historia. En este caso, es el profesor e historiador Jim MacDowell de la Columbia Británica, quien ha hecho todo lo posible por reivindicar su figura.
Relegado al olvido
Ya en 1998, McDowell publicó «José Narváez: El explorador olvidado», con dos partes bien diferenciadas: una biografía del navegante y cartógrafo hispano-mexicano y la primera traducción al inglés de su diario de 1788. «Como este documento sigue interesando a los historiadores, el público general merece un relato más completo y fascinante que recoja la totalidad de sus hazañas», explica el autor. «Resulta gratificante ver que el marino al que la historia de la costa noroeste del Pacífico había relegado al olvido empieza a ganar reconocimiento». Ahora, Ediciones del Viento, en una cuidada edición, publica «Narváez: Por aguas inexploradas». Una segunda entrega «que me brinda la oportunidad de rectificar mis yerros y desarrollar tres aspectos de las actividades de Narváez que apenas se mencionaban en la anterior», explica el autor de la primera biografía sobre este marino que, reconocido y admirado en Canadá, en su país se ha mantenido hasta ahora en la penumbra.
José María Narváez y Gervete (Cádiz, 1768-Guadalajara, México, 1840) fue un marino y explorador español cuya trayectoria naval discurrió en buena parte como suboficial en la flota española. Sin embargo, tripuló y capitaneó numerosas embarcaciones y realizó importantes descubrimientos en lo que ahora es la costa noroeste del Pacífico canadiense, interviniendo en muchos de los grandes acontecimientos acaecidos entre 1788 y 1795. En opinión de McDowell, merece un reconocimiento, sobre todo, por tres exploraciones de vital importancia. «En 1788 participó en una a las costas de Alaska que logró confirmar la presencia rusa en la región, siendo el primer español en contactar e investigar un puesto de avanzada ruso para el comercio de pieles al oeste del golfo de Alaska. Al año siguiente se convirtió en el primer europeo en reconocer el interior del estrecho de Juan de Fuca, la enorme desembocadura de lo que se conoce como el mar de Salish, desconocido para los europeos hasta entonces, y descubre el asentamiento de lo que con el tiempo fue la ciudad más grande de Canadá occidental: Vancouver. En 1791, como comandante de la goleta Santa Saturnina, y con encargo de explorar y cartografiar la costa noroeste del hoy Canadá, encabezó la primera exploración europea del estrecho de Georgia –prosigue el autor–. Cartografió el interior de tres grandes ensenadas en la costa oeste de la isla de Vancouver, avistó sus numerosas islas, descubrió un vasto mar interior hacia el este (Salish Sea) y realizó el primer contacto con los aborígenes de la zona. Asimismo, fundó la ciudad de Vancouver, en la Columbia británica. Estos fueron sus logros más destacables», explica el historiador. «En 1791, el anónimo marino español de solo 23 años resultó ser el primer europeo en surcar el inmenso mar interior de Salish. Pese a ello –aclara–, el navegante a quien comúnmente se atribuyen esos hechos es al agrimensor británico por excelencia, el capitán George Vancouver, que llegó un año después a bordo del enorme buque de cruz HMS Discovery», afirma McDowell.
«Hasta la fecha –prosigue el autor–, la importancia capital de la figura de Narváez se había visto ensombrecida ante la atención prestada a célebres exploradores como Malaspina, Dionisio Alcalá-Galiano, Cayetano Valdés o George Vancouver. La fama alcanzada por los capitanes británicos Cook y Vancouver por sus exploraciones ha eclipsado los logros de navegantes españoles en ese mismo período. Y muy pocos han sido tan ninguneados como Narváez», lamenta el historiador.