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China permite visitar ciudades sin visado para ser líder turístico mundial

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China, que en 2012 empató con España en número de turistas extranjeros (57,7 millones) pero sufre cierto estancamiento en el sector, ofrece ahora la posibilidad de visitar sin visado cada vez más ciudades del país, una estrategia con la que espera mantenerse en el "top"turístico mundial.
Desde el 1 de enero de 2013, los turistas en un país tradicionalmente estricto en lo que a visas se refiere ya no necesitan ese documento para visitar Shanghái (este de China) y Pekín (norte), pero sólo si permanecen en ellas menos de 72 horas.
Esta exención se aplica a ciudadanos de 45 países, entre ellos España, Brasil, Chile, México y Argentina.
El 1 de agosto, Cantón, principal ciudad del sur del país, se sumó a esta iniciativa; el 1 de septiembre lo hará Chengdu (centro del país y famosa por su reserva de pandas), y a finales de año se unirá a ellas una quinta localidad, Kunming, capital de la turística provincia de Yunnan (fronteriza con Laos y Birmania).
Se espera que lo haga pronto también Tianjin, vecina a Pekín y principal puerto del norte del país.
La idea es una medida de "choque"para contrarrestar, precisamente, los mayores requisitos que desde 2012 se piden a los turistas que viajan a China durante más de tres días: desde ese año, a los visitantes de muchos países se les pide carta de invitación o reserva de hotel, de forma similar a países muy restrictivos en este sector, como Rusia.
Ello hizo que el año pasado China, que en 2010 superó a España por primera vez y se convirtió en el tercer mayor destino turístico mundial, apenas aumentara el número de visitantes (una mera subida del 0,3 %), por lo que en 2012 el turismo español redujo diferencias y hubo un empate técnico entre los dos países.
En 2013, las noticias que desde China llegan sobre la alta contaminación de sus ciudades (algo que no es nuevo, pero que este año se ha reportado más) y la reciente alerta sanitaria por la nueva cepa de gripe aviar H7N9 hacen temer otro año de estancamiento o incluso de reducción de visitas.
Ya en la primera mitad del año, China vio descender un 4,06 % el número de visitantes, hasta los 22,93 millones, y en Pekín (que en febrero alcanzó niveles de polución récord) los turistas bajaron un 14,3 % respecto al mismo periodo de 2012.
Todo ello trastoca los planes de China -vaticinados por la Organización Mundial del Turismo, de la que proceden todos los datos anteriores- de convertirse en el principal destino turístico mundial hacia 2020, aunque por ahora estén lejos de Francia (83 millones de visitantes en 2012) y EEUU (67 millones).
La visa de tres días parece más bien dirigida a turistas de países cercanos, como Corea del Sur, Japón o incluso Hong Kong (para las estadísticas chinas cuentan como visitantes del exterior), y en previsión de más llegadas de turistas de estos países, las grandes ciudades cada vez se dotan de más servicios en otras lenguas de Asia Oriental, así como letreros multilingües.
En 20 años, el país ha triplicado el número de visitantes exteriores, mientras que el turismo interior, antes casi inexistente, ha explotado en los últimos tiempos gracias a un "invento"que no se conocía en el país hace apenas 15 años: los fines de semana, los puentes y las vacaciones.
Sin embargo, la actitud de China ante la llegada de extranjeros al país es compleja y a veces contradictoria.
Aunque este año ha destacado con grandes titulares las políticas de exención de visados, al mismo tiempo cada vez es más complicado para los ciudadanos de otros países lograr visa para trabajar o hacer negocios en el gigante asiático.
De hecho, el 1 de septiembre, mismo día en el que una ciudad más se añade a la lista de urbes "libres de visa"para 72 horas, entrarán en vigor nuevos requisitos y trámites para la emisión de visados de trabajo y negocios que harán aún más complicada su obtención.
Además, aumentarán los supuestos en los que un residente de otro país puede ser considerado "inmigrante ilegal", ya que según la nueva normativa "cualquier extranjero que se mude a cualquier área fuera de aquélla en la que su estancia está restringida"estará cometiendo irregularidades.
No se sabe por ahora cuál será la penalización contra estos "inmigrantes ilegales", se barajan multas de hasta 500 yuanes (unos 80 dólares, unos 60 euros) por día de residencia irregular, detenciones de hasta 15 días e incluso deportaciones en los casos más graves.
Las nuevas normativas, de las que todavía no se conoce por completo su contenido, han causado cierta alarma entre la comunidad extranjera residente en China.