Bundes Liga

2-2 La Juventus nunca muere

Resucita tras una hora de superioridad del Bayern y los goles de Müller y Robben. Morata dio el pase del empate nada más entrar.

El jugador del Bayern Múnich Arjen Robben (d) anota un gol ante Juventus
El jugador del Bayern Múnich Arjen Robben (d) anota un gol ante Juventuslarazon

Resucita tras una hora de superioridad del Bayern y los goles de Müller y Robben. Morata dio el pase del empate nada más entrar

Estaba pensando el Bayern en poner el último clavo al ataúd de la Juventus cuando el equipo italiano escapó por la única rendija que quedaba abierta. Nunca mueren los «bianconeros», que se metieron en la eliminatoria muy a su estilo: con un fútbol directo, mucho oportunismo y más orgullo. Se levantaron los de Allegri después de una hora arrodillados ante el juego de posesión del Bayern, que había monopolizado el balón y las ocasiones, y se veía con dos goles a favor y un pie en cuartos de final. Los de Pep Guardiola navegaban por el Juventus Stadium con el viento a favor, después de que Müller y Robben hubieran transformado en goles la clara superioridad visitante.

La puesta en escena fue la esperada. Los alemanes, al mando, y la Juve, acurrucada en su mitad de campo esperando su momento. El problema es que el césped estaba demasiado inclinado hacia Buffon, al que Vidal y Bernat asustaron antes de que Müller acertara poco antes del descanso. Después del intermedio Robben hizo su gol más típico: eslalon desde la izquierda hacia el centro y rosca junto al palo más alejado. Sin duda, la jugada con la que se recordará muchos años después de su retirada.

Sonreía el Bayern, que tenía al rival en la jaula, pero al jovencito Kimmich se le olvidó cerrar la puerta y por ella se escapó la Juventus. El defensa despejó a los pies de Mandzukic un balón largo de Cuadrado y el croata encontró a Dybala para que el argentino confirmara su fama de «killer». Ejecutó por bajo a Neuer, al que nadie había chutado hasta entonces. No habían tirado los italianos, porque casi no habían combinado sus atacantes en toda la primera parte.

Este rayito de esperanza lo alimentó Allegri con la entrada de Morata y Sturaro, dejando por fin de lado la timidez y el miedo al enemigo. Los dos nuevos participaron en el empate junto a Mandzukic, que por fin pudo tocar el balón y no sólo correr y chocar. El español asistió con la cabeza y Sturaro hizo el empate, otra vez ante Kimmich. El resultado seguía sin ser demasiado bueno para el subcampeón, pero viniendo de donde venía, le sabía a victoria. Además, le confirmaba que puede competir cara a cara con el Bayern, al que se le fue de las manos un botín mayor.