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Tour de Francia

Ciclismo

Poulidor, algo más que un segundón

Fallece a los 83 años. Nunca ganó un Tour, pero subió ocho veces al podio

Raymond Poulidor, junto a Merckx, Anquetil e Indurain en la presentación del Tour de 2019 larazon

Nunca ganó un Tour, pero eso no le hizo perder la sonrisa. Raymond Poulidor tuvo que competir contra dos de los mejores ciclistas de la historia, Jacques Anquetil y Eddy Merckx. Por eso sus tres segundos puestos y cinco terceros –ocho presencias en el podio de la carrera francesa– tienen aún más valor. Tampoco tuvo suerte en los Mundiales, en los que consiguió cuatro medallas, tres de bronce y una de plata. Pero pudo combatir su leyenda de segundón en la Vuelta, que ganó en 1964. Una leyenda que discuten también las 189 victorias que consiguió a lo largo de su extensa carrera.

«Poupou», como le llamaban cariñosamente los aficionados franceses, alargó su carrera profesional durante 17 años, lo que le permitió conectar la generación de Anquetil con la incipiente leyenda de Bernard Hinault en la segunda mitad de los 70.

Catorce años separan su primer podio del último en París. Nunca ganó y tampoco vistió el maillot amarillo del Tour, pero eso no le impidió pasearse por la carrera siempre rodeado de aficionados que agradecían su estilo como ciclista y su carácter como persona. Era un ciclista muy apreciado por el público, mucho más cercano que el metódico Anquetil, un prodigio técnico que parecía tener todo medido.

Para el recuerdo queda especialmente el Tour de 1964, el que más cerca estuvo de ganar. En la novena etapa, que terminaba en Mónaco, se olvidó de completar la última vuelta al Velódromo, lo que le dejó sin el triunfo de etapa y sin el minuto de bonificación que le hubiera servido para ganar un Tour que acabó perdiendo por 55 segundos.

Se retiró con 40 años y recibiendo la admiración de todos sus rivales. La del público nunca la perdió, como demostraba cada año con su presencia en el Tour, donde ejerció como comentarista o como embajador del patrocinador principal de la carrera. Era una cara amable en un mundo cada vez más profesionalizado.

«El público a menudo resume sus carrera en el Tour de Francia con el hecho de que nunca vistiera el maillot amarillo, pero Raymond ganó muy buenas carreras, la París-Niza, la Flecha Valona, una Vuelta... Era más que el eterno segundo», asegura Eddy Merckx. «Era un gran hombre, un gran campeón, muy querido por los franceses. Su simplicidad, la calidez de su contacto con el público no eran cualidades fabricadas, simplemente era Raymond, estaba en la vida como en la carrera, leal, limpio, cálido», añade el «Caníbal», que también le privó del triunfo en el Mundial de 1974.

«Tenía amistad con él, fuimos grandes rivales y actualmente nos veíamos en algunas carreras. Él firmaba libros y yo le acompañaba», recuerda Julio Jiménez a la agencia Efe. «Fue mi rival histórico, un enemigo en la carretera de primer nivel, que me hizo además grandes faenas», asegura. «Era un rival muy farragoso algo ansioso por el dinero, que peleaba sin escrúpulos si había alguna cantidad en juego. En Francia le querían mucho y preferían que ganara él, incluso a los franceses perecía que les sentaba mal que ganase Anquetil, pero al menos fue reconocido y su fama le permitió ganar casi tanto dinero como el propio Anquetil», asegura. Julio Jiménez fue también su principal en aquella Vuelta del 64, «que me quitó cuando casi tenía ganada», reconoce.

«Era un tipo muy abierto muy querido en Francia. Era ‘‘Poupou’’, muy fácil de abordar», asegura Bahamontes, otro de sus rivales en las carreteras.

Poulidor vivió la gloria de cerca, pero nunca abandonó su pueblo natal, Saint Leonard de Noblat, donde ha fallecido a los 83 años. Había sido ingresado el pasado 8 de octubre en un hospital de Limoges. Se le diagnosticó en principio un estado de «cansancio general», pero era algo mucho más grave.

Se marcha Poulidor, pero en el pelotón queda su nieto, Mathieu van der Poel, un genio capaz de ganar en todos los terrenos, en carretera, en ciclocross, en mountain bike, y que ha sido una de las sensaciones de la última temporada. «Poupou» se marcha con la satisfacción de haberle visto triunfar. «Raymond había estado hospitalizado varias semanas. Todos esperábamos que pudiera superar este mal momento y, como de costumbre, se levantara», reconoce Merckx, que destaca «sus valores como ser humano».

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