Atlético de Madrid

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El Atlético, en la final de la Supercopa tras ganar al Barça tras una semifinal de locura

Después de dos goles anulados al Barcelona, Correa mete a los rojiblancos en la final

Atlético de Madrid vs FC Barcelona
Correa disputa un balón aéreo con Luis Suárez y Jordi AlbaJuanjo MartínEFE

Correa ganó para el Atlético un partido que no era para él. Después de dos goles dudosos anulados al Barcelona, el árbitro no se atrevió a pitar una mano de Piqué dentro del área. El VAR, González González y el Barça, que no había sabido cerrar un partido que no tenía otra solución posible que una victoria azulgrana, enredaron los minutos finales. Y el Atlético encontró una salida donde no había otro camino que la derrota.

Porque el gol de Koke no parecía más que un espejismo. Prometía cosas que el Atlético no era capaz de mantener. El capitán rojiblanco apareció tras el descanso en sustitución de Herrera, se puso el brazalete que en la primera mitad había llevado Oblak y en 19 segundos puso por delante al Atlético.

Esos 19 segundos habían bastado a los rojiblancos para hacer mucho más que en los primeros 45 minutos, que había liquidado con un lanzamiento de falta de Herrera como único acercamiento a la portería azulgrana. Sólo el mexicano comprobó que el portero brasileño se hubiera puesto los guantes.

El equipo del Cholo había sido incapazde pasar del centro del campo en los primeros tres cuartos de hora del partido. Estaba sometido por el Barcelona, que tenía la posesión y las oportunidades sin necesidad de ser demasiado brillante. Pero hay algo que tiene el Atlético y no tienen los demás: Jan Oblak.

El esloveno era el muro contra el que se estrellaban los ataques del Barcelona. Lo de siempre. Pero al Atlético le faltaba personalidad y el gol de Koke sirvió paea despertar a los azulgrana. Especialmente a Messi, que marcó el tanto del empate con la derecha.

El argentino es el principio y el final del juego del Barcelona, el creador y el rematador. El hombre que finaliza lo que él mismo empieza. Y a su lado se fueron animando todos. No sólo Busquets, que había manejado con acierto el centro del campo de su equipo en la primera mitad.

A Suárez no le había distraído la bronca con Savic en el final de la primera mitad. El uruguayo, Messi y Jordi Alba habían intentado asustar a Joao Félix, pero el central salió en su defensa y sólo quedó una cuestión personal entre él y Suárez que el árbitro resolvió con una tarjeta amarilla para cada uno.

Fue a partir del empate de Messi cuando el partido se volvió loco. El Atlético seguía sumido en su propia intrascendencia, era un equipo sin identidad propia. Y el Barcelona fue transformado su dominio en ventaja en el marcador. Marcó Griezmann el segundo, muy atento para recoger un rechace de Oblak a un remate de cabeza de Suárez. La jugada la había iniciado Jordi Alba desde la izquierda, que supo ver la llegada del uruguayo por el lado contrario, donde sólo él esperaba que le llegara la pelota.

Entre medias, el Barcelona había sufrido la actuación del VAR. La revisión del colegiado vio una mano en el origen de la jugada, en el control de Messi antes de colocar la pelota en uno de los rincones de la portería, adonde ni siquiera Oblak pudo llegar.

Después llegaría otro gol anulado a Piqué por un fuera de juego milimétrico de Arturo Vidal. Demasiado ajustado para ser evidente. El Barcelona no supo sobreponerse a esos golpes y el Atlético empezó a encontrar el aire que le faltaba. Aunque todas las señales eran negativas. Koke, que había adelantado a su equipo, se marchó lesionado después de sólo 26 minutos sobre el césped. Y Correa, que había sido atropellado por Neto en la primera mitad, parecía no haberse repuesto cuando se quedó solo delante del guardameta brasileño. Esperaba la llegada de Joao Félix y él solo se fue cerrando el ángulo, aunque daba igual porque la jugada estaba anulada por fuera de juego.

No vio penalti González González en una mano de Piqué en el área, pero sí en otro atropello de Neto a Vitolo. Marcó Morata y el partido y el Atlético tenían, de repente, una vida inesperada.

Correa, ahora sí, acertó a terminar una carrera que lo dejó solo delante de Neto. Remató mal, pero el rechace del portero sólo sirvió para retrasar la alegría rojiblanca. Marcó el argentino y los jugadores del Atlético celebraba una victoria que ni el Cholo imaginaba. El domingo le espera el Madrid en la final de los intrusos de esta Supercopa.