Coco Gauff, una verdugo de 15 años

Cuando Coco Gauff nació el 13 de marzo de 2004 en Atlanta, Venus Williams ya había jugado tres cuartos de final, una semifinal y una final del Open de Australia. En la primera ronda de esta edición, la adolescente volvió a ser la verdugo de la mayor de las Williams, que con 39 años afronta la que será la última temporada de su carrera. La historia de hace siete meses en Wimbledon volvió a repetirse en Melbourne (7-6 y 6-3). «Ha jugado muy bien, es consistente en pista y siempre está concentrada. La verdad es que su madurez es increíble para la edad que tiene, no veo ningún límite en su futuro», acertó a señalar Venus sobre una jugadora que saltó al profesionalismo el año pasado y que aparece como el relevo de las hermanas afroamericanas.

Gauff, la número 69 del mundo, está compitiendo en Australia gracias a la AER, la Age Eligibility Rule, una norma que establece criterios concretos para que las menores de edad puedan jugar en la WTA. Cumple 16 años en poco menos de dos meses y con 15 solo puede jugar 10 torneos, el Masters y la Copa Federación. Cuando cumpla 16, el cupo subirá a 12. Se trata de evitar una sobreexposición cuando las jugadoras todavía están en plena adolescencia.

Coco ha emprendido su segundo año como profesional después de convertirse en la aparición más sonada del circuito en 2019. Comenzó la temporada fuera del «top 600» y la acabó como la campeona de un torneo –Linz– más joven desde que Vaidisova lograra los títulos de Vancouver y Tashkent en 2004. En medio llegó su explosión en Wimbledon. La primera victoria ante Venus Williams, la memorable remontada en la central ante Hercog, con picos de audiencia de cinco millones de espectadores, y una trayectoria que la llevó hasta la cuarta ronda en Londres. «La temporada fue como una montaña rusa en la que no paré en ningún momento. Mirando hacia atrás es sorprendente todo lo que viví, pero en ningún momento recuerdo entrar a pista a disputar un partido pensando que fuera a perder, no es la mentalidad correcta», asegura mostrando toda su ambición.

Después de formarse en la prestigiosa academia de Patrick Mouratoglou, Gauff se ha puesto en manos de su padre, Corey, un exjugador de baloncesto que se quedó en la etapa universitaria. Las rutinas con él antes de los partidos van camino de convertirse en un clásico. «Antes de jugar, rezamos una oración. Deseamos que tanto mi rival como yo estemos sanas y nos lo pasemos bien. Entonces, él me da un beso en la mejilla y me dice que disfrute y me lo pase bien. Después del encuentro, no lo veo hasta por lo menos 45 minutos después del final y habla mucho, muchísimo. Cuando pierdo no se enfada mucho, solo si no tengo la actitud correcta, que es lo más importante para él. Mi madre es más emocional. Estaría llorando, probablemente», confesó tras superar a Venus.

Las grandes firmas han visto en Gauff una mina. Con 10 años firmó su primer contrato con Nike y ahora hay tres grandes compañías que la respaldan. New Balance es su marca de ropa deportiva desde hace dos años, aunque Nike sigue detrás de ella; la firma de raquetas Head la ha convertido en una de sus referencias y el grupo de pasta Barilla ha sido la última compañía en apostar por ella. Según Forbes, Gauff se embolsará este año más de un millón de euros en patrocinios. Esta fan de Beyoncé, seguidora del rap y enganchada a la red social TikTok tiene claro su objetivo. «Quiero ser la mejor del mundo y mi meta es ganar tantos Grand Slams como sea posible», afirmó en Australia.

«La gente piensa que soy muy seria por lo que ven en la pista, pero no lo soy. Soy como mi padre, que es muy bromista», afirma. En segunda ronda la espera la rumana Cirstea, una jugadora, a diferencia de Venus, que no podría ser su madre. «Sólo» es 14 años mayor que ella.