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Coronavirus

Alfonso Reyes: “Cuando esto acabe quiero abrazar a mis hijos y encerrarme con mi mujer un ratito largo”

El presidente de la Asociación de Baloncestistas Profesionales y hermano de Felipe Reyes narra su dura experiencia con el coronavirus

Alfonso Reyes, presidente de la ABP
Alfonso Reyes, presidente de la ABPCipriano Pastrano

Alfonso Reyes (19-9-1971, Córdoba) está en plena cuenta atrás para sumergirse en las 1.500 páginas de la biografía de Winston Churchill escrita por Andrew Roberts. «Lo tengo abajo reservado», dice. Será la señal definitiva de que el coronavirus, el «perro negro» como lo ha bautizado en referencia precisamente a Churchill, ha quedado atrás. «Tengo tos, y todavía no estoy muy lector y eso no es buen síntoma, no me gusta. Creo que voy a coger la penúltima de Philip Kerr, algo más relajado», asegura el presidente de la Asociación de Baloncestistas Profesionales, devorador de libros y amante de la historia. El 13 de marzo comenzó su pelea con el COVID-19 y su narración en Twitter le ha convertido, involuntariamente, en un referente. Sus críticas al Gobierno, sus referencias épicas e históricas... está ya afortunadamente en el final de su campaña.

¿Cómo se encuentra usted y su familia?

Físicamente estoy bien, pero muy, muy cansado. Clara, Alfonso y Elena están bien. Creo que mi mujer lo ha pasado o lo está pasando, aunque de una manera más flojita y los niños creo que también lo habrán pasado, aunque no han tenido síntomas.

¿Cuándo nota que puede estar enfermo de coronavirus?

En el mismo momento en que siento que no estoy a tono, el viernes 13 de marzo me veo con fiebre porque antes había tenido tos, pero no le había dado importancia y tampoco en aquel momento se tenía muy en cuenta... Hace tanto ya, parece que fue hace tanto tiempo y no han pasado ni 20 días. En cuanto tuve fiebre ya supe que algo malo había porque no me suelo poner enfermo. No recuerdo haber tenido nunca una gripe y si he tenido algún episodio ha sido de algún día o una noche y al día siguiente me levanté otra vez con fiebre.

¿Cuándo decide narrar con un diario en Twitter su lucha contra el COVID-19?

Es algo que me sirve para liberarme un poco también, para sacar un poco todo los demonios y empecé a ver que había gente a la que le ayudaba y seguí haciéndolo. Creo que le ha servido a bastante gente y sólo por eso ha merecido la pena.

Para muchos ha sido un ejemplo, cosa que no pueden decir otros...

Pfffff, no sé muy bien cómo lo habrán hecho otros. Allá cada uno, pero no se puede mentir. Yo, en mi caso, lo único que he pretendido ha sido ayudar y que me ayudasen también. He recibido mucho cariño, mucho ánimo y me ha ayudado bastante.

¿Cómo se lo transmite a su familia?

El mismo día que empieza todo se lo dije a mi mujer y llamé para preguntar. La primera llamada recuerdo que la hice con 37 de fiebre y como no había nadie en mi entorno que lo hubiera tenido no pasó nada. Cuando llamé con 39 ya teníamos muy claro que era coronavirus.

¿Cómo digiere la soledad del confinamiento, le dio muchas vueltas a la situación?

No, tocaban resignación y paciencia. Era un paciente y tocaba armarse de paciencia porque tampoco era una aislamiento total. Puedo hablar con mi familia, no les puedo tocar ni abrazar, ni nada, pero el telefóno nos suena a todos. Así que en ese sentido no tenía problemas, aunque lo estaba pasando muy mal. Tocaba guardar mucho las distancias. Ha habido ratos muy duros.

¿Es de los que transmite todo lo que le pasa a su familia o es más de guardárselo para no preocupar más de lo debido a su gente?

Soy bastante expresivo y quizá lo que me ayudó es no saber exactamente que tenía una neumonía bilateral cuando llegué al hospital. Yo pensaba que eran unas simples manchitas y que no llegaba a ser lo otro. Me mosqueaba que la saturación de oxígeno estuviera por debajo de 90, pero...

Primero acudió a hacerse unas placas y el ingreso vino días después...

Es que las primeras placas estaban bien, pero con el paso de los días llegó un momento en el que el aparatito del oxígeno que tengo empezaba a pitar porque estaba por debajo de 90 y me preocupé y me fui al hospital. La presión de mi mujer, un vecino médico me aconsejó que me fuera al hospital... No creí que me fuese a quedar allí. Fui con el cargador del móvil, me hicieron la prueba del COVID-19 y me dijeron que tenía que esperar y después de nueve horas me dieron una cama.

Imagino que se le harían interminables...

Sí, en la sala de espera, en una silla nueve horas vi pasar bastantes enfermos.

¿Se encuentra ya en la cuenta atrás de la cuarentena?

No porque tengo algún resto de tos y hasta que no desaparezca no empiezan a contar los catorce días. Cuando esto acabe lo que quiero es abrazar a mis hijos y, aunque a mi mujer no le gusta que lo dijo, encerrarnos aquí un ratito largo.

¿Cree que esta crisis va a servir para algo?

No lo sé, pero espero que pensemos en lo que ha pasado y porque ha pasado esto. Que al menos ayude a reflexionar y a pensar.

¿Le ha dado tiempo a reflexionar sobre cómo saldrá el baloncesto español de ésta en el corto plazo?

Lo que me importa es la salud de los jugadores y hasta que no esté salvaguardada no hay nada más en que pensar.