El fútbol, más importante de lo que parece

En la semana que iba a arrancar la Eurocopa resulta que vuelve LaLiga con lo que se confirmará una tendencia de casi toda la vida: los equipos tiran más que la selección. Resulta que Nadal y Gasol han recaudado 14 millones de euros, tres más de los previstos, para los afectados por el coronavirus. Sí, estos sí que cada vez son mejores. Resulta que vuelven las discotecas sin pista de baile. Un alivio para muchos. Y resulta que un cocodrilo del Nilo, que no entiende de límites provinciales ni de fases autonómicas, merodea por la provincia de Valladolid entre el Duero y el Pisuerga... Debe ser la nueva normalidad que lleva semanas anunciándose y que tiene el fútbol como componente vital. Que se lo digan a Tebas, a Pedro Sánchez o al aficionado huérfano desde aquel Liverpool-Atlético en Anfield.

En este nuevo escenario quizá el fútbol deje de ser lo más importante entre las cosas menos importantes y suba varios escalones. Lo llevan persiguiendo semanas el Gobierno y LaLiga. El empeño mezclaba dos intereses complementarios: unos buscaban un elemento que alimentase una imprescindible rutina; otros, evitar el enésimo desastre económico del país. A partir del miércoles, Tebas podrá sentirse Hannibal Smith con su «me encanta que los planes salgan bien». Escarbar ahora en los plazos para abrir los estadios a la hinchada, en los partidos gratis de la Premier, en los aficionados de cartón-piedra, en la animación de las redes sociales, en un calendario que santificará las rotaciones, en la reinvención del VAR... vuelve el fútbol y no es poco.