Coronavirus
Cómo afrontar un partido a puerta cerrada
La psicóloga Emma Barthe lo analiza desde el punto de vista del futbolista y del espectador
“Si necesitas al público, visualízalo. Aunque parezca increíble el cerebro no distingue entre la imaginación y la realidad. El propio impulso reside dentro del jugador, en su interior”, asegura Emma Barthe, especialista en psicodiagnóstico dirigido al autoconocimiento y la modificación conductual. El deporte se puede considerar desde su esencia natural y como espectáculo y entretenimiento. El público se asocia a lo segundo, mientras que el deporte es desafío, reto, esfuerzo, superación y competición midiéndote contigo mismo, y eso se puede tener sin público. Entendiendo que el acompañamiento del público siempre suma y le da sabor y chispa como afición colectiva.
Según explica a EFE Emma Barthe, la verdadera potencia (la fuerza, la energía) nace del interior del deportista. Por ejemplo, un ciclista afronta un reto consigo mismo, aunque el ánimo, el aliento desde fuera es importante. El deporte sin público puede ser malo para el espectáculo y el negocio, para el deportista no debe ser un obstáculo; ni restarle pasión, al menos durante estas circunstancias excepcionales. "Ahora va a tocar que el aplauso nazca de uno mismo, el deportista se encuentra en una situación en la que conecta con el espíritu deportivo más allá del aplauso, del reconocimiento externo, el espíritu se lleva dentro y deben vivir su excelencia, sacando lo mejor de ellos mismos, y eso se consigue con o sin público.
¿Quién sabe si desde el punto de vista del deportista se pudiera reducir presión que supone el "entretener" "contentar" y "producir resultados económicos" disfrutando del partido como si se hiciera entre amigos que disfrutan del partido del domingo. Se trata de clase de éxito.
El jugador no ve al público
Según explica a EFE la experta, “el deportista representa valores excepcionales como el compañerismo, la perseverancia, la igualdad, el éxito personal y colectivo, la disciplina, la realización personal, el autodominio, entre otros muchos que trascienden el mero entretenimiento. Y eso va mucho más allá del aplauso. Son valores necesarios para la vida”. “Los aplausos vienen del ánimo de tu corazón, de tu alma, es el cerebro quien necesita los aplausos. No obstante, en el desánimo una palmadita siempre viene bien”, asegura Emma Barthe, participante este jueves en la décima conferencia virtual que organiza “Where is the limit?” para ayudar a la población a volver a la normalidad tras el confinamiento.
Cuando un jugador está conectado en un partido, no ve al público, es como si el mundo desapareciese, y en esa situación ya no necesita a nadie, el deportista se olvida de todo, explica Barthe. “Hay maneras de inventar cómo seguir oyendo los aplausos. El escenario ahora es otro y hay que adaptarse, integrar las circunstancias, hay que crear otra realidad, que puede resultar igual de maravillosa o más, todo tiene que seguir igual de hermoso”. En los momentos de agonía, continúa Emma Barthe, el impulso del público del público puede impulsar ese¡¡vamos¡¡, que puede ser reconfortante, pero lo mejor es escuchar tu propia voz interior, tu propio ánimo.
¿Y el espectador?
El espectador habitual de los estadios se tendrá que adaptar a ver el espectáculo deportivo por televisión, algo que puede ser momentáneo. “Hay que crear una nueva red neuronal que nos haga disfrutar igual. Puede ser un momento para el autoconocimiento. Será diferente para el aficionado ver a su equipo por televisión, pero al final se mimetizará igual con el deportista desde la TV. El deporte espectáculo pierde la esencia por la TV (la pasión compartida) y tal vez algunos aficionados optarán por irse de paseo. Será su decisión”, asegura.
Un nuevo hábito que podría suponer una nueva manera de experimentar. “Somos partidistas, nos identificamos con una camiseta. El deporte despierta los instintos más básicos de la persona, a veces no vas a ver un espectáculo, vas a la guerra, a que venza tu equipo más allá del espectáculo. Tal vez nos encontremos delante de un trauma con efecto sanador porque pueden elevar la conciencia. La vida te da un golpe -sorpresa- y toca reflexionar”, dice Barthe, que piensa que en el cambio de hábitos hay que seguir disfrutando sin la histeria colectiva y sacar la parte bella del deporte, reorientarse. La sorpresa te puede llevar a volver a empezar de otra manera, con más disfrute, se puede conectar con el deporte más allá de la presión del resultado.
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