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Koeman: el héroe de Wembley para el cambio de ciclo

Bartomeu ha buscado a un hombre que conoce la casa. No tiene una carrera exitosa como entrenador, pero es querido por el barcelonismo. En el Valencia no le tembló el pulso con los veteranos Albelda y Cañizares

Ronald Koeman, el nuevo entrenador del Barcelona
Ronald Koeman, el nuevo entrenador del BarcelonaPIETER STAM DE JONGEEFE

Ronald Koeman siempre será para el Barcelona el héroe de Wembley. Su falta en la final de la Copa de Europa de 1992 contra la Sampdoria acabó con la maldición que arrastraba el club, que había perdido las otras dos finales que había disputado, la famosa de los postes contra el Benfica (1961) y la sorprendente contra el Steau de Bucarest (1986), decidida en una tanda de penaltis en la que los azulgrana no consiguieron marcar ni uno. El tiro del rubió holandés cuando el partido llegaba a su fin llevó el título al Camp Nou y encumbró al “Dream Team” de Johan Cruyff. Koeman formaba parte de la columna vertebral de aquel equipo que ha sido una inspiración para los que vinieron después. Era un defensa elegante, goleador, con gran desplazamiento de balón y algunas carencias defensivas. Luis Aragonés decía de él que tenía la cintura como la rueda de un tractor. Pero era una pieza básica de ese Barça campeón de Europa. Ahora la competición se llama Liga de Campeones y aunque el fútbol ha cambiado mucho, la esencia de la competición es la misma. Y Koeman ha sido reclamado para acabar, ahora desde el banquillo, con otra maldición en ella: los desastres de Roma, Liverpool, Lisboa... En realidad, que el equipo compita de nuevo bien contra los “grandes” del continente es el fin del camino. El comienzo es renovar a una plantilla envejecida que ya no da para más y que desde hace tiempo viere pidiendo relevos. Conocedor de la casa, lo que siempre es un punto a favor en tiempos de crisis, no le va a temblar el pulso en tomar decisiones. De su época de entrenador se recuerda en España su paso por el Valencia. Llegó tras haberse disputado el primer tercio de la temporada 2007/08 para sustituir a Quique Sánchez Flores. No llevaba ni un mes allí y se cargó a Albelda, Cañizares y Angulo, los veteranos, los líderes del vestuario. Ganó la Copa del Rey (el último título del club, hasta el conseguido la temporada pasada precisamente contra el Barça en el Villamarín), pero fue destituido antes de que concluyera el curso.

Ha sido el seleccionador de la transición de Holanda, que ha pasado años complicados después de la final del Mundial de 2010 que perdió ante España. Ahora tiene un equipo joven e ilusionante. Ese es el trabajo que se le encomienda en el Barça. Siendo de la escuela “oranje” y “alumno” de Cruyff está claro el fútbol por el que apuesta, ofensivo, asociativo, con mucho balón en los entrenamientos, aunque aparte de en su país (Ajax, PSV, AZ Alkmaar), ha pasado por Portugal (Benfica) y la Premier (Portsmouth y Everton). Su currículum como entrenador tampoco es demasiado exitoso. Podría haber dudas ahí, pero Bartomeu y su junta, tal y como está la situación, necesitaba a un hombre querido por el barcelonismo para parar el golpe. Lo primero que tiene que hacer el ex defensa es decidir qué pasa con los LUis Suárez, Alba, Piqué, Busquets, Rakitic, Griezmann, Dembélé, etc... Y encontrar sustitutos para los que se vayan sin dinero en este mercado del coronavirus. Y convencer a Messi en esta vuelta a empezar.