Polémica
¿Hacia dónde se encaminan los Juegos Olímpicos?
La inclusión del breakdance como deporte en París 2024 para captar a gente joven ha generado polémica. El karate, que debuta en Tokio, se cae. Así lo ven sus protagonistas
El programa para los Juegos Olímpicos de 2024, que se disputan en París, se ha definido. De los cinco deportes que propuso Tokio y que se verán el próximo verano, con un año de retraso por culpa del coronavirus, se mantienen el surf, el skateboarding y la escalada y se han eliminado el baseball y el karate. El Comité Organizador, en este caso de Francia, es el que propuso que entrara el breakdance (o breaking) como nuevo deporte y una Comisión del COI lo aprobó, basado en parte en el éxito que tuvo en los Juegos de la Juventud de Buenos Aires 2018. «Lo que se busca es acercarse más a los jóvenes, dar opción a deportes que sin la estructura de otros se practican en todos los continentes», explica Alejandro Blanco. «Es un camino nuevo, manteniendo lo anterior. Mantener la esencia de los Juegos, pero ir abriendo el espectro para los jóvenes y que cada vez más gente forme parte de ellos», añade el presidente del Comité Olímpico Español (COE).
La inclusión del breakdance ha levantado cierta polémica entre los más puristas, al poner en duda que sea un deporte. «Esa polémica la habrán sufrido muchos otros deportes antes», opina Luis Vañó, presidente de la Federación Española de Baile Deportivo (FEBD). «En el momento en el que los Juegos dejaron de ser sólo de deportes que saltaban, corrían o lanzaban, que es el origen... Supongo que muchas especialidades al principio habrán tenido un cierto nivel de incomprensión. Las especialidades en las que el ganador no es el que dice el cronómetro», prosigue. «Y después, el breaking lleva aparejada una imagen de persona con una cultura callejera, un formato diferente y sin pantalones cortos o camiseta. Esto es cierto», admite. La confirmación de incluir el breakdance llega un año antes de lo esperado. Ya se sabía desde hace tiempo, pero faltaba el «sí» definitivo, que suele darse después de que se disputen los Juegos de verano. Tokio se ha trasladado a 2021, pero la ratificación ha sido ahora, en la fecha en la que se hubiera producido en circunstancias normales. «Nos da un año más de preparación de forma oficial. Pero ya antes empezamos a organizarlo con un formato federativo. Es que estamos hablando de deportistas que vienen de practicar en la calle, en el sentido estricto. En España somos una federación pequeña, estaremos en las 500 licencias, y hay clubes sobre todo en Valencia y Galicia. Hay un circuito, campeonatos de España, a los ganadores les mandamos al Mundial», describe Vañó, que defiende el componente atlético del breakdance: «La gimnasia deportiva, los molinillos que se ejecutan en el suelo en el potro, pues son una de las figuras de breaking. Y pasa en muchas más, pero todo ello es al ritmo de una música y con un componente diferente porque hablamos de batallas y por tanto con un nivel de creatividad importante y con muchachos jóvenes, porque llevan un pantalón de chándal y una sudadera».
Tan polémica como la inclusión del breakdance ha sido la salida del programa de los 50 kilómetros marcha después de casi 100 años (se disputan desde 1932, con la única excepción de 1976) y del karate, a quien no le ha dado tiempo ni a debutar. «La impotencia, la sensación de injusticia es que después del gran trabajo de muchos años que llevamos haciendo para conseguir entrar en Tokio, no se ha hecho ni la puesta en escena. Tuvimos el Mundial y fue un éxito, y se toma esta decisión», afirma Sandra Sánchez, campeona del mundo y número uno de kata. «Te quedas como diciendo: ’'¿Cuáles son los verdaderos criterios?’' Yo entiendo que la sociedad evoluciona, y el deporte evoluciona y si aparecen cosas nuevas hay que darles cabida, eso me parece genial, pero una cosa no tiene que ser excluyente de la otra. Las decisiones de los deportes que están dentro o no deberían ser más transparente, estar escritas para que todo el mundo lo pudiera ver y las Federaciones puedan trabajar en base a algo, y no que sea la decisión en un despacho por cuestiones que van más allá de lo deportivo», denuncia Sandra. Ser o no olímpico en un deporte como el karate supone una diferencia abismal. «Estar en el plan ADO o no significa poder dedicarte o no exclusivamente a entrenar. Yo he vivido la otra parte: trabajar ocho horas, salir de trabajar y entrenar seis, y eso durante años a un alto nivel es imposible compatibilizarlo, cuando empiezas a viajar cada quince días a una competición... Las generaciones que vienen detrás vuelven a donde estábamos antes», continúa la talaverana.
«Creo que el karate volverá a ser olímpico, porque en Tokio va a ser espectacular», piensa Alejandro Blanco. «Hay que luchar para que esté en Los Ángeles (2028). Es un deporte universal, con muchos valores», insiste. «Tiene que convivir todo: la tradición y la modernidad», concluye el presidente del COE.
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