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Opinión

CorrupTebas se carga el fútbol español

La cosa empezó a torcerse en 2013, cuando en un conflicto de intereses bananero, Javier Tebas se hizo con la presidencia de la Liga de Fútbol Profesional

El presidente de la Liga de Fútbol Profesional, Javier Tebas
El presidente de la Liga de Fútbol Profesional, Javier TebasJesús DigesAgencia EFE

Cuando en julio de 2007 llegué a la dirección de Marca se produjo la explosión de los derechos televisivos. Un gran salto adelante en forma de maná que ha permitido a dos equipos españoles, Real Madrid y Barça, ganar siete de las 13 copas de Europa en disputa desde entonces. Exactamente, el 54%. Muchas más que la podrida de libras Premier, que la Serie A italiana o que la Bundesliga. Lo mismo ha sucedido con Sevilla y Atlético de Madrid: entre los dos han conquistado siete de las 13 Europa League jugadas. Vamos, que con los datos en la mano, el fútbol español ha sido el indiscutible rey de Europa.

La cosa empezó a torcerse en 2013, cuando en un conflicto de intereses bananero Javier Tebas, ex abogado o abogado por hijo interpuesto de 30 de los 42 clubes de Primera o Segunda, se hizo con la Presidencia de la Liga de Fútbol Profesional. Debía el cargo a sus clientes y sus clientes se cobraron la factura, que nadie da nada gratis en esta vida. Y la factura consistió en dejar como estaban a los grandes, léase merengues y culés, y alzaprimar exponencialmente a medianos y pequeños. El punto de inflexión se produjo con el reparto de la tarta en 2017. Al punto que en estos momentos los dos grandes estandartes de nuestro balompié perciben prácticamente la misma cantidad que hace 14 años: 157 millones en aquel entonces, alrededor de 160 kilos en la actualidad. Teniendo en cuenta que el coste de la vida ha subido un 25% en este periodo en euros corrientes —los precios del fútbol en sí se han disparado el doble o el triple— hay que colegir que el franquista Javier Tebas y su íntimo, el podemita Jaume Roures, han robado la cartera a los dos principales actores de nuestro fútbol.

Y, obviamente, no lo han hecho por justicia social sino más bien por las no demasiado confesables razones que todos ustedes pueden imaginar. Está muy bien eso de dar más a los de abajo como en la Premier pero esa mejora de la distribución del parné televisivo no debería haberse efectuado a costa del músculo de los dos de arriba. Quitar a unos para entregárselo a otros es la mayor de las injusticias, no se puede tratar igual lo desigual. Es sencillamente impresentable que reciban lo mismo que en la década antepasada. Las consecuencias no se han hecho esperar: nuestro fútbol no pinta una mierda, hablando mal y pronto, en Europa.

El ridículo en la Champions fue monumental la temporada pasada. No pasamos de cuartos. El Madrid fue barrido por un City que no le dio opción alguna ni en la ida ni en la vuelta, y el Bayern le calzó al Barça a partido único la friolera de ocho goles en una derrota que se recordará dentro de 30 años. O dentro de 70. Fue la primera vez desde 1946 que a los culés les metían ocho tantos en competición oficial. El porqué definitivo de esta caída a plomo lo entenderemos rápidamente si a las Tebadas les unimos esa gracia zapateril que supuso la derogación de la Ley Beckham, aprobada no para traer a España al tatuadísimo futbolista inglés sino para atraer talento de todo tipo: científico, empresarial, deportivo, artístico y médico. Lo mismo que ha hecho en Portugal el Gobierno del socialista António Costa apoyado por los comunistas. Que se puede ser socialista y comunista pero eso no implica necesariamente ser gilipollas salvo, por lo que veo, en España.

Hace cuatro meses escribí en esta misma columna un artículo premonitorio: «El fútbol español no tiene nada que hacer en Europa». Desgraciadamente, no erré en el pronóstico. El Barça está con los dos pies fuera de la Champions, el Sevilla con uno y medio, el Atlético con uno, y el Madrid pasará si continúa la bendita flor de Zidane en ese lugar donde la espalda pierde su casto nombre. Gracias, querido Javier. Contigo empezó todo. Y ahora que se ponga a negociar los nuevos derechos con los operadores televisivos exhibiendo el portfolio de un fútbol que no pinta nada en Europa y que puede perder a Messi este verano. Claro que tampoco descarto que ese Florentino al que tanto odia venga involuntariamente a su rescate con el fichaje de Haaland y Mbappé. Así se puede escribir la historia y así se puede salvar este pájaro. Cosas del karma.