Bádminton

La indiscutible reina de Europa: Carolina Marín gana su quinto oro continental consecutivo

Venció en la final a la joven danesa Line Christophersen por 21-13 y 21-19

Carolina Marín celebra el último punto que ganó a la danesa Line Christophersen para proclamarse campeona de Europa por quinta vez
Carolina Marín celebra el último punto que ganó a la danesa Line Christophersen para proclamarse campeona de Europa por quinta vezSERGEY DOLZHENKOEFE

Hay un momento en el documental de Carolina Marín en Amazon en el que su entrenador, Fernando Rivas, le pregunta: “¿Quieres ser un ser humano ordinario o extraordinario”. Y la onubense contesta: “Extraordinario”. Pero una cosa es decirlo y otra conseguirlo, como hace Carolina, porque sólo un deportista extraordinario puede decir que ha ganado cinco veces, además consecutivas, el Campeonato de Europa de bádminton, desde 2014 hasta 2021 sin fallo, pese a las dificultades. En Kiev logró el pentacampeonato al derrotar en la final a la joven danesa Line Christophersen por 21-13 y 21-19. Esas dificultades citadas antes tienen “nombre y apellido”: en 2016, la española ganó el oro en los Juegos de Río y apenas descansó, siguió compitiendo y se saturó. Llegó un vacío que había que ir volviendo a llenar poco a poco. Eso, en lo referente a su cabeza. Después, su cuerpo explotó en enero de 2019: se rompió el ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha, pero a la semana ya estaba entrenando en muletas y a los siete meses ya estaba otra vez en la pista. Después su padre tuvo un accidente, más tarde llegó el confinamiento (que eso es para todos) y los tres meses sin tocar la raqueta, la incertidumbre de si habría Juegos Olímpicos o no por el coronavirus, el aplazamiento a 2021, lo que ella asegura que le “beneficia”, el fallecimiento de su padre... Obstáculos en el camino antes de afrontar un año importantísimo.

Porque Carolina se ha propuesto en 2021 llegar incluso más allá de lo extraordinario, con los Juegos de Tokio (defender con éxito su oro) y el Mundial (conquistarlo por cuarta vez) que se celebra en su casa, en Huelva, como grandes objetivos. Pero el trayecto hasta ahí es importante y si comenzó el curso ganando los dos Super 1000 de Tailandia a la número uno del mundo y perdiendo con ella la final del World Tour Finals en un duelo ajustadísimo, lo continuó con el triunfo en el Super 300 de Suiza y ahora con el Europeo de Kiev. En todas sus participaciones este curso ha llegado hasta el último partido y en cuatro de las cinco se ha llevado el título.

Lo increíble de Carolina es que gana cinco títulos continentales y ya se considera algo casi normal, cuando no lo es. Que una chica de Huelva plante cara y venza a las asiáticas o supere como si nada a la inagotable cantera de jugadoras danesas está lejos de ser “normal”. Uno de los últimos productos de esta cantera es Line Christophersen, que nunca tuvo opciones de superar a Carolina. Por si acaso se lo creía, la española comenzó fuerte con un juego agresivo y mucho ritmo y tras un arranque igualado en ese rato de tanteo, después del 4-4 llegó el despegue: 10-5, 15-8, 17-10 y el primer set ya estaba en el bolsillo. Y a cada gran punto, un grito para subir la moral e intimidar a su oponente, a la que no se le quitaba la cara de asustada y que no ganaba ni los puntos que jugaba bien, tratando de apretar a la española con tiros al cuerpo que Marín lograba sacarse de encima.

Todo está estudiado en el deporte actual, luego falta llevar a cabo bien el plan y la española no se desconectaba y movía a su rival adelante y atrás, con fuerza y con sutileza. Un 4-0 de arranque del primer set fue toda una declaración de intenciones y el paso al único apuro de la española. Christophersen se endureció en los intercambios, fue más sólida y llegó a poner el 12-12 en el marcador. Pero Marín las ha visto de todos los colores en una pista. Tiene nervios, pero los controla. Se marchó 18-13, la danesa apuró hasta el 18-16, pero después regaló un par de puntos y claudicó definitivamente. Fue un poco irregular el final de la española, pero logró el premio, celebrado con un gran grito final y una dedicatoria a la cámara: “Mamá, te quiero, feliz día”. Como en cada partido, dijo que tendrá que seguir mejorando. Porque sólo es una parada en el camino. Al fondo está la gloria.