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“Atlas de los sueños olímpicos”. Historias personales de los Juegos

Toni Padilla recorre la historia olímpica a partir de 34 perfiles de personajes que han marcado la historia olímpica

Portada de "Atlas de los Sueños Olímpicos"
Portada de "Atlas de los Sueños Olímpicos"geoPlaneta

El griego Spiridon Louis, el primer heredero de su compatriota Filípides, el soldado que inventó sin querer el maratón, es uno de los personajes escogidos por Toni Padilla para contar la historia de los Juegos Olímpicos a partir de 34 historias. Unas de éxito; otras, curiosas; todas, históricas. Repartidas por cada uno de los continentes que dan sentido a los cinco aros de la bandera olímpica, «Atlas de sueños olímpicos» (Geoplaneta, 144 páginas) recoge pasajes protagonizados por deportistas como Nadia Comaneci o Manel Estiarte, vencedores en los Juegos, también de perdedores que se convirtieron en símbolos, como Eric Moussambani. Retratos que se reparten por continentes, dswe África a Oceanía.

Hay retratos épicos y otros emotivos, como el de Dereck Redmond, el atleta británico que se lesionó sobre la pista del estadio olímpico de Montjuic y que no renunció a su sueño de acabar su carrera en los olímpica. Lo acabó cumpliendo gracias a un espontáneo que saltó a la pista y le ayudó a recorrer los últimos metros y que resultó ser su padre.

En las páginas de este libro hay espacio también para el amor a contracorriente. Cuando el mundo se dividía en dos bloques era impensable que se formara una pareja con un miembro de cada lado del Telón de Acero. Harold Connoly, campeón olímpico de lanzamiento de martillo y Olga Fikotova, campeona de lanzamiento de disco en Melbourne 56 vieron cómo su historia de amor se convirtió en un conflicto diplomático que afectaba incluso al COI.

Otros relatos son más duros, como el de uno de los deportistas asesinados en los Juegos de Múnich en 1972. O como la de Viktor Chukarin, el ucraniano que ganó el concurso completo de gimnasia en Helsinki 52 y que llevaba tatuado en el brazo su número de prisionero del campo de exterminio de Buchenwald.

Eran años complicados los posteriores a la Segunda Guerra Mundial, cuando las competiciones deportivas estaban marcadas también por la Guerra Fría.

Pero la vida no dejó de ser dura después y Toni Padilla se zambulle en historias menos conocidas en las que merece la pena detenerse, como la de Wojdan Ali Seraj Abdurahim Shahrkhani, que va mucho más allá del deporte. La yudoca se convirtió en la primera que representó a Arabia Saudí en unos Juegos Olímpicos. Una aventura breve, que duró sólo 82 segundos, pero significó mucho. Casi tanto como la exhibición de Jesse Owens en los Juegos de Berlín. Más desconocida es la historia que llegó después. La supervivencia después de la gloria. Porque la vida sigue después del estadio.