Hockey hierba
Las “Red Sticks” se hacen “Pro”: “Somos un grupo de amigas, y si ves a una amiga sufrir lo das todo”
Bea Pérez y María López hablan del crecimiento de la selección de hockey: trabajo, la ayuda de empresas como Iberdrola, sumar al staff nutricionista, psicólogo... En 2022 hay Mundial en España
Bea Pérez empezó a jugar al hockey hierba «de casualidad»: «Surgió como deporte nuevo en el colegio y mis padres me sacaron de judo y me apuntaron a hockey con siete años. Después, los días, los años te van llevando: la selección cántabra, la española», recuerda. Es una de las veteranas de la selección que hace poco ha recibido la noticia de que va a participar en la Pro League, en la que están los mejores equipos del mundo. La ausencia de Australia y Nueva Zelanda por las limitaciones de sus países para viajar por el covid han hecho un hueco a España. Jugar ese torneo es la mejor manera de preparar el Mundial que se disputa en julio de 2022 en casa, en Terrassa. María López es otra de las veteranas. En su caso, comenzó a darle al stick siguiendo los pasos de su hermano. «En el Grupo Covadonga, en Gijón, él empezó en un campus de verano con un amigo y yo quise probar. Lo dejó, pero a mí me gustó y seguí enganchada, aunque era la única chica. Se jugaba mixto y al año siguiente se apuntaron más chicas y me lo pasaba mejor, pero con ellos nunca me marginaban ni nada», rememora. Ahora, ya en la élite, comprueba cómo se está avanzando en el tema de la igualdad en el deporte entre mujeres y hombres, pero «quedan pasos por dar». Y Bea pone un ejemplo: «Quizá en hockey no es tan aparatoso como en otros deportes, pero, bueno, hay pequeñas cositas, por ejemplo hace unos años en la competición máxima europea no tenía nada que ver el tipo de organización que tenían con los chicos con el que teníamos las chicas. Ahora, se van dando pasitos para igualarnos en condiciones, organización de eventos, de premios...».
Las dos han visto cómo la selección no para de crecer en los últimos años. «Desde que nos quedamos fuera de los Juegos de Londres 2012, hemos estado trabajando para formar un equipo sólido con gente ahora ya veterana y otras que empujan por abajo que aportan frescura. El camino es ascendente. El equipo va bien, se junta nuestro trabajo con el apoyo de Iberdrola y otras organizaciones, y ahí vamos intentando seguir hacia arriba. A ver si se culmina en los Juegos de París», dice Bea. «Hemos ido incorporando nuevos miembros al staff como la nutricionista, incluso una persona que nos ayudaba con el sueño y con el descanso, psicólogo... Para todo esto es fundamental el apoyo de nuestros patrocinadores, como Iberdrola, que nos permite tener más herramientas para llegar en condiciones al campo, y luego las medallas conseguidas en el Mundial y el Europeo nos hacen ver que vamos por el buen camino y nos dan confianza», explica María, que aporta otra clave: «Muchas nos conocemos desde categorías sub 16. Llegamos a la absoluta siendo un grupo de amigas que estamos compitiendo en Mundiales y Juegos. Esa unión se nota: tú por un amigo haces lo que sea y si en el campo ves que está sufriendo lo das todo para que no lo haga».
El mérito es doble, ya que en España ningún jugador ni jugadora se puede dedicar en exclusividad a su deporte. «Teniendo en cuenta el número de licencias en relación a otros países, hacemos milagros», desvela María López. «Nosotras somos conscientes de que no se puede vivir del hockey. Tenemos que tener un plan B», prosigue María, que aparte de deportista de élite trabaja en una agencia de márketing y comunicación de representación de deportistas. «Metemos muchas horas en el deporte», afirma Bea. «Pero se compagina con estudios y con trabajo. En nuestro equipo, el Club de Campo, somos unas privilegiadas y tenemos la suerte de tener un contrato y cobrar, durante tu etapa como deportistas está bien, te permite vivir, digamos; pero de cara al futuro cada una tiene que tener su trabajo y sus estudios. Priorizamos el deporte, si hay clases y entrenamiento, vas al entrenamiento. Esperemos que en un futuro se puedan mejorar las condiciones no sólo del hockey, también de otros deportes minoritarios», añade la cántabra, que estudió psicología y ahora ha empezado con las prácticas en un centro de rehabilitación neuropsicológica en Madrid.
Una de las pruebas de esta evolución del equipo es lo que pasó en los pasados Juegos Olímpicos. En los de Río 2016 llegar a cuartos fue una alegría, un éxito, pero en Tokio el pasado verano caer en esa misma ronda tuvo un punto de decepción, al perder en un partido ajustado con Gran Bretaña en los shoot-outs. «Es una pena porque estuvimos cerca y teníamos equipo para haber peleado por las medallas», opina Bea. «El objetivo ahora es el Mundial, que puede ser una forma de quitarnos esa espina que tenemos clavada por los Juegos Olímpicos», asegura María. «Y es el mejor escaparate, una oportunidad para promocionar nuestro deporte en nuestro país», concluye Bea.
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