Atletismo

España, en el Mundial de Eugene: 0 de 2 en triple salto

El equipo español no contará con sus dos opciones más claras de medalla en el tartán: Ana Peleteiro y Jordan Díaz

Ana Peleteiro no puede estar en el Mundial de Eugene por su próxima maternidad
Ana Peleteiro no puede estar en el Mundial de Eugene por su próxima maternidadSportMedia / Europa PressEuropa Press

En un país gravemente enfermo de «medallitis» como España, se corre el riesgo de que la selección nacional de atletismo que acude a Eugene (Oregón) a competir en el Campeonato del Mundo protagonice una decepción; existe el peligro, incluso, de que la misma convocatoria haya sembrado cierta desilusión preventiva entre los aficionados menos duchos, pues las únicas opciones sólidas de podio las constituye la marcha, sobre todo en categoría femenina y sobre todo en la persona de dos andaluzas: la granadina de Orce María Pérez (20 kilómetros) y la onubense de Lepe Laura García-Caro en la caminata de 35.000 metros que se estrena en un gran campeonato.

La culpa de esta desazón la tienen las ausencias de dos triplistas que no juegan al baloncesto, sino que saltan tres veces: Ana Peleteiro y Jordan Díaz. Peleteiro fue la única medallista del atletismo español el verano pasado en los Juegos Olímpicos de Tokio.En un histórico concurso en el que las ocho finalistas se fueron hasta más allá de los catorce metros y medio, la gallega arrancó el bronce con un quinto salto excepcional, récord de España en 14,87 y sólo tres centímetros mejor que el de la jamaicana Shanieka Ricketts, que acababa de bajarla del podio. La acompañaron en el podio dos atletas por encima de los quince metros: su compañera de entrenamientos Yulimar Rojas (plusmarca mundial en 15,67 que ha alargado hasta los 15,74 en la temporada invernal) y la portuguesa Patricia Mamona (15,01).

Sin embargo, Ana Peleteiro no figura en el ranking de este año porque ha hecho lo que entre las deportistas de élite se conoce como pausa-bebé. La campeona española está encinta de una niña que llamará Lúa y que vendrá al mundo con unos genes insuperables de saltadora, pues su padre es el también triplista Benjamin Campoaré, campeón de Europa en 2014 (con una marca personal de 17,46) que entrena con ella en el grupo que dirige Iván Pedroso y que, cosas de la biología que ni diez ministerios de igualdad arreglarán, sí podrá competir en Eugene con la selección francesa. (Nota del cuore: el domingo trascendió que el alsaciano le había pedido a Ana matrimonio arrodillado ante la puerta de la fastuosa catedral gótica de Estrasburgo y ella, naturalmente, aceptó).

Así, Peleteiro no podrá optar en Eugene a su primera medalla mundial al aire libre, que completaría una colección que ya cuenta con preseas mundiales indoor, europeas bajo techo y en verano y, por supuesto, la olímpica. Aunque es hablar por hablar, cabe reseñar que el récord de España de la coruñesa en Tokio no ha sido superado en esta temporada de primavera-verano por ninguna atleta, ni siquiera por la intocable Yulimar Rojas, aunque nadie imagina que la venezolana no se cuelgue el oro en Oregón. La especialidad parece haberse estancado y sólo la estadounidense Keturah Orji ha irrumpido con un triple brinco (14,79) llamativo en la top-list del año. El Mundial del año próximo en Dresde y, sobre todo, los Juegos de París servirán para el desquite de Ana Peleteiro.

En la misma prueba, pero en categoría masculina, la sensación de la temporada se llama Jordan Alejandro Díaz Fortún, uno de esos cubanos programados para la alta competición desde su más tierna infancia que, a sus 21 años, está reventando todos los registros de precocidad. Campeón mundial sub’18, sub’20 y oro en los Juegos Olímpicos de la Juventud, debutó como sénior en los Juegos Panamericanos de Lima 2019, donde se colgó la plata con 18 años y un salto más que respetable (17,38). Durante la preparación para los Juegos de Tokio, desertó cuando se hallaba compitiendo en Castellón y fue acogido en Guadalajara por el grupo de Ana Peleteiro e Iván Pedroso.

El habanero Jordan Díaz consiguió en febrero la nacionalidad española, con la que ha establecido varios récords nacionales hasta llevarlo a unos impresionantes 17,87. ¿Su problema? Si la Federación Cubana de Atletismo no bendice su cambio de nacionalidad, no podrá competir con su nuevo país hasta pasados tres años de su naturalización, es decir, hasta después de los Juegos de París. Pero no parece que el régimen de La Habana esté por liberar triplistas: el campeón olímpico es el santiagueño Pedro Pablo Pichardo, bajo bandera portuguesa; y el segundo mejor marquista del año es el habanero Andy Díaz, bronce tras Jordan en aquellos Panamericanos de Lima que… vive en Italia a la espera de convertirse en compatriota de Sophia Loren.

¿Significa esto que España presentará en Eugene a una delegación débil? Ni mucho menos, incluso si se repite el pírrico medallero de Doha 2019 (un bronce para Orlando Ortega, también ausente por lesión) o el cero patatero de Londres 2017, el atletismo nacional goza de excelente salud con potenciales finalistas en diferentes sectores.

La marcha, como siempre, y la inveterada tradición española de los milleros aseguran emociones fuertes. Pero no pierdan de vista a los vallistas Asier Martínez y Sara Gallego, al fabuloso Adrián Ben en los 800 metros, al saltador de longitud Eusebio Cáceres, al martillista Javier Cienfuegos…

Todos ellos, y algunos más, están capacitados para brillar en el estadio Hayward Field de la Universidad de Oregón.