Entrevista

Rodrigo Corrales: “Cuando me fui de Cangas no tuve morriña, la ilusión era más grande que dejar atrás familia, amigos...”

Cuenta su aventura desde que dejó Cangas de niño para irse a Barcelona. Ha jugado en Polonia, Francia y ahora lo hace en Hungría. Es uno de los pilares de los Hispanos, que buscan lo máximo en el Mundial de balonmano

Rodrigo Corrales, portero de la selección española de balonmano
Rodrigo Corrales, portero de la selección española de balonmanoJ.L. Recio / RFEBM

La selección española de balonmano está formada por personajes tan interesantes como Rodrigo Corrales (Cangas, 31 años), que de niño abandonó su tierra para ir a Barcelona, y ha jugado en Polonia (Wisła Plock), Francia (PSG) y ahora lo hace en Hungría, en el Veszprem. De toda esa aventura habla este portero de imponente figura (2,02 metros) que además tiene una relación más que deportiva con su compañero en el puesto, Gonzalo Pérez de Vargas. Los dos son como un gigante de cuatro manos y cuatro piernas para guardar la portería de los Hispanos, que arrancan el Mundial de Polonia y Suecia el jueves contra Montenegro (20:30, los otros dos rivales de la primera fase son Chile e Irán) en el que España opta, con la prudencia habitual, a las medallas y al premio añadido: el campeón gana plaza directa para los Juegos de París 2024.

¿Cómo ha ido la preparación?

La verdad que muy bien, no sólo los partidos, que es verdad que nos han salido muy bien y han permitido la participación de todo el mundo, y sobre todo coger sensaciones para el Mundial; me quedo también con la calidad de los entrenamientos, que desde el primer día ha sido muy alta, el compromiso de la gente ha sido muy bueno. Las fechas navideñas son un poco especiales, pero Jordi [Ribera, el seleccionador] nos lo ha reconocido: que la gente ha llegado tanto el 26 al primer entrenamiento como el día 2 después del parón de fin de año con muchísimas ganas de entrenar, muy mentalizada por estar en este grupo.

Año tras año están ahí en la pelea. ¿Cuál es el secreto?

No sé si clave o secreto, tanto yo como mis compañeros tenemos muy claro que en este grupo prima el colectivo por encima de lo individual. Es cierto que tenemos grandes jugadores que juegan en grandísimos equipos, pero nadie quiere hacer un gol de más o una parada de más, siempre piensas en ayudar al equipo, a tu compañero. A lo mejor no hay tantos jugadores españoles que obviamente por sus condiciones de estrellas podrían decir “no, yo quiero meter ‘x’ goles, o ser MVP de este torneo”. No, lo que están pensando es en llegar vivos al último partido, al último día. Obviamente le metemos mucho trabajo y compromiso, Jordi prepara muy bien todo, el vídeo, la gestión de grupo... Y nosotros tenemos claro que somos un equipo aguerrido, competitivo y que lo que intenta es llegar hasta el último partido con opciones de ganarlo, de tener el último balón para ganarlo.

¿Da más tregua el Mundial que el Europeo, con algún partido más cómodo?

La tregua la marcaremos nosotros. Empezamos contra Montenegro, que es un equipo que quizá no tiene 16 jugadores, pero sí siete u ocho de mucho nivel, que ya dio sorpresas en el pasado Europeo, que jugó a ritmo alto, y si no lo haces bien y no ganas o no haces un buen partido puedes empezar con dudas. Tenemos que ser inteligentes y prepararlo bien, sabiendo que va a ser un rival complicado, y que es el primer partido del Mundial y cuesta, hay nervios, tensión, tenemos más que perder que ellos, y si podemos manejar bien estas situaciones podemos pasar la primera fase con cierta tranquilidad, y después ya seguro que no con tanta.

Jordi Ribera parece tenerlo todo estudiado pero, ¿tiene también carácter?

Sí, sí, claro, como todo entrenador, líder o jefe. Lo que diría yo es que sabe cuándo seleccionar el momento de tener carácter, la persona, a quién decírselo, cómo decírselo, cuándo... Eso hace que sea un entrenador muy completo, y a nosotros todo lo que nos dice, todo el discurso, nos cala, nos lo creemos, que es lo importante al final. Puedes hablar con él, te explica lo que quiere de ti o lo que necesita, y maneja con mucha mano izquierda el vestuario porque sabe que cada dos días hay partidos, que necesita a todos los jugadores, y sabe cómo tratar a la gente para sacar la mejor versión.

¿Cómo es llevarse bien con el jugador por el que peleas por un puesto?

Entiendo que la gente se puede extrañar, en balonmano la portería es una posición súper decisiva, pero con Gonzalo nos llevamos bien antes de, entre comillas, competir por el puesto. Tenemos una relación desde cuando vamos los dos a la cantera del Barça, de vivir juntos, de estudiar juntos... Una relación en la adolescencia no es una relación en la que conoces a una persona en la etapa profesional, la conoces en la etapa formativa, no sólo a nivel deportivo, sino personal, entonces vives cosas... Todos queremos tener cota de protagonismo y somos competidores, eso es evidente, competimos para hacerlo bien, pero en este aspecto creo dos cosas: la primera que me alegro mucho por él por el grado de amistad que tenemos, y la segunda, que si no juego yo y lo está haciendo él y lo hace bien quiere decir que la selección tiene más posibilidades de ganar. Al final dentro de unos años la gente se va a acordar de si ganamos, si tenemos éxito o no. La competición es muy larga y todo tenemos nuestro punto de protagonismo, yo cuando tenga que estar intento aportar lo que me dice Jordi, y cuando esté Gonzalo, pues apoyarlo. No hay mucho problema. Aparte, es que la selección es una familia, no hay muchas vueltas que darle, tenemos una relación sana. Nos vamos mucho de vacaciones juntos... Hay más complicidad que ser sólo compañeros de equipo. Obviamente, si nos enfrentamos no me alegro si me gana, pero si no cuando él gana yo me alegro. La portería puede ser tan decisiva que es importante no estar pensando por qué juega uno, por qué no me ha puesto... Tener la madurez para hablarlo y eso nos hace en una competición tan larga, tan intensa y mentalmente tan exigente, entender mejor las cosas y pensar en el siguiente partido y tirar para adelante. Y creo que es importante.

¿Cómo es cambiar de niño Cangas por la Blume en Barcelona?

Es una etapa maravillosa que recuerdo con mucho cariño. Es una etapa formativa a nivel personal, salir de un sitio pequeño, de Cangas en Galicia, e ir a una ciudad grande como Barcelona, un club enorme como el Barça... Todo lo que te llega es increíble porque no lo has vivido nunca. Y lo más bonito es que a día de hoy mantenemos el recuerdo de esas personas, mantenemos el contacto con ellos, hacemos actividades... Fue precioso y me ayudó a mejorar deportivamente, que es el rendimiento y lo que buscas, pero también en lo personal por lo que nos puso el Barça en ese momento: estar en la Blume, conocer personas de otros deportes que tenían los mismos sueños: waterpolo, baloncesto, natación sincronizada... La gente dice: “Eras joven, ¿no tenías, como se dice en Galicia, “morriña” por irte?; y contesto que la ilusión era tan grande que superaba un poco la tristeza de dejar familia, amigos o tu zona de confort atrás.

Lo que no pensaba es la aventura que iba a vivir: Polonia, Francia, Hungría...

No lo pensaba. Al principio... Yo la primera vez que voy a Cangas a ver al primer equipo lo único que pienso es “quiero jugar a este deporte”, y cuando lo haces, “sería increíble jugar ahí en la pista del Cangas”, no más allá. Todo lo que viene es fruto del trabajo, de la ambición en cada momento, de saber leer el tempo que necesitas para tomar las decisiones, y ha sido todo natural. Eres joven, estás en el Cangas y te llama el Barça, pues aprovecha la oportunidad. Sales del Barça y puedes jugar en Asobal [en el Huesca], pues aprovecha. Ahora te llama un equipo Champions, aprovecha... Ir creciendo de una manera natural. Y muy contento de poder ir a sitios nuevos, conocer nuevas personas, nuevas culturas, idiomas, que me encanta.

Estudió periodismo...

No lo he acabado, tengo que terminar antes mi carrera deportiva, pero me gusta mucho... De hecho, en la escuela era bastante bueno en redacción, haciendo poesía también, y después con la oportunidad que me ha dado el deporte siempre he intentado aprender idiomas ahí donde he estado, hasta en Hungría estoy estudiando húngaro con clases, aunque es muy complicado. Me gusta y habiendo sido deportista no sé si voy a tener la calidad para ser periodista deportivo, pero sí me gustaría estar en el mundo del deporte, haciendo crónicas o redactando cosas o comentando partidos. Pero si hablamos del Mundial a corto-medio plazo, y partido a partido, lo de ser periodista... Todavía quiero disfrutar de algún que otro Mundial.

¿Sigue escribiendo?

Poesía ya no, me he dejado, la verdad es que lo hacía porque la profesora decía que tenía talento. Todavía las guardo, eh, no es ningún farol, pero sí que me gusta de vez en cuando escribir, sensaciones de los partidos, lo que sientes, más personal. Con los años, poesía no, era bueno, vamos, la profesora me decía que lo hacía muy bien, cuando hacíamos concurso de poesía me ponía un diez sobre diez... Más bien te creías bueno, la profesora te hacía creer que eras bueno. Pilar Pina era la profesora, me acuerdo todavía.