Selección Española
A favor y en contra: Buen currículum para un complicado carácter
A favor: El candidato con mejor currículum
Admitía hace unos meses Gerard Piqué en «The Players Tribune» que cuando vio a Luis Enrique sangrando en el Mundial 94 descubrió que su sueño era jugar con la selección. La imagen de su cara ensangrentada reclamado al árbitro húngaro Sandor Pühl conmovió al país. Al acabar ese campeonato, el asturiano tuvo que incorporarse a la mili todavía con una venda en la nariz. Al nuevo seleccionador le partieron la cara por jugar con España y ahora vuelve a demostrar su compromiso al renunciar a ofertas superiores para dirigir a la Roja. Es él quien ha elegido a España y no al revés. Pero, además, es el que tiene mejor currículum de los candidatos. Ha sido el último entrenador español en ganar la Liga de Campeones. Es cierto que entrenó al Barcelona de Messi, Suárez y Neymar, pero consiguió que jugaran juntos y trabajaran para el éxito común a pesar de los egos. Es, además, el más capacitado para tomar decisiones, por traumáticas que sean. Igual que Luis Aragonés decidió prescindir de Raúl cuando era el capitán y la bandera de la selección, él sería capaz de dejar en casa a cualquiera de los históricos. O a recuperar a algunos de los que han dejado de jugar con la Roja desde que Lopetegui asumió el mando. Luis Enrique es el cambio.
En contra: Un carácter complicado en público
El carácter de Luis Enrique no le ha hecho ganarse demasiados amigos en las salas de prensa ni como jugador ni como entrenador. Es cierto que el éxito de un equipo no se mide por la simpatía de su técnico, pero también es verdad que el ruido que genera un entrenador en el ambiente puede acabar afectando a lo que suceda dentro del equipo. El mismo Luis Aragonés, que para Rubiales es el espejo en que se refleja Luis Enrique, vivió momentos de tensión durante su etapa como seleccionador antes de ganar la Eurocopa. Tensiones con los jugadores en los entrenamientos –como aquella con Reyes en la que le decía «dígale al negro que usted es mejor que él»– y tensiones con los medios que hicieron el ambiente irrespirable durante algún tiempo en la Roja. Rubiales confía en que no perjudique lo que suceda fuera a lo que se cueza dentro. La esperanza es que su deseo de ser seleccionador le haga ser, efectivamente, el entrenador de todos y suavice su discurso. Como entrenador de club no le importaba enemistarse con una afición rival por defender a su equipo. Ahora tiene que pensar que todos los clubes son su cantera. El año sabático puede haber contribuido a calmarlo, pero hay que esperar que el volcán no explote.
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