Piragüismo

Adiós al mito, continúa la leyenda

David Cal, cinco medallas olímpicas, recibe en el COE el homenaje del deporte español: «He hecho lo que me ha gustado y no se me ha dado mal»

El palista David Cal, durante el homenaje que ha recibido este lunes en el Comité Olímpico Español (COE)
El palista David Cal, durante el homenaje que ha recibido este lunes en el Comité Olímpico Español (COE)larazon

Es el motivo por el que el piragüista, con mejor historial olímpico español con un oro y cuatro platas, ha decidido que era el momento de retirarse.

Con cinco medallas del tamaño de los cinco aros olímpicos, y otras cuantas preseas en Mundiales y Europeos, que convierten su palmarés de deportista de élite en una bendición sólo al alcance de muy pocos elegidos, David Cal recibió ayer, en la sede del Comité Olímpico Español, el homenaje más merecido que pueda imaginarse y se despidió.

Adiós al mito, al muchacho que cuando nos deslumbró hace once años en Atenas con un oro inmenso y una plata superlativa apenas respondía con monosílabos y hoy, en la retirada, se despide, convertido en leyenda, con un magnífico monólogo de su vida y su carrera, y que resume con esta frase: «He hecho lo que me ha gustado y no se me ha dado tan mal».

Pues no, David, no se te ha dado tan mal, y los primeros en reconocer tu valor son los deportistas, desde Saúl Craviotto –«nos enseñaste a ganar medallas»–, hasta Eli Pinedo –«has sido un espejo donde mirarnos, un referente»–, pasando por Carolina Marín – «ojalá sea la mitad que tú, David»– y Rafa Nadal – «te deseo lo mejor»–.

Despedidas en vídeos, como el recorrido por su existosa carrera, con los momentos culminantes. Y en la sala, compañándole, además de Alejandro Blanco, que destacó el «talento de este genio», la Infanta Doña Pilar, Miguel Cardenal, Ana Muñoz, Iñaki Perurena, José Luis Mendoza, numerosos presidentes de federaciones, grandes deportistas y ex deportistas. Entre éstos, uno muy significado por lo que supuso para el piragüismo español, Herminio Menéndez, otro campeón olímpico, que no quiso pasar de puntillas por las causas de lo que él entiende una retirada apresurada: «Uno se va después de unos Juegos, no a un año y medio del comienzo de otros». De ahí sus palabras en el estrado: «Podías haber seguido; pero te entiendo. Se te ha privado de todo lo que necesitabas». De la familia, de los amigos... y él, en Brasil, solo, sin motivación y víctima de la crisis que llevó hasta allí a su preparador, Suso Morlán, para quien no tuvo reproches. David es generoso, y grande.