San Sebastián
Antonio Muelas: «Me hubiera gustado ser narrador en ‘‘Apocalipsis Now’’»
Entrevista al narrador de fútbol en Radio Nacional
Su emotiva despedida a la Selección en el Mundial de Brasil ha sido elegida como una de las cinco mejores del campeonato
Antonio Muelas se le quebraba la voz de la emoción mientras los futbolistas españoles se retiraban del partido del Mundial contra Chile con la cabeza mirando al suelo, despidiéndose de Brasil, pero también del éxito. Preparándose ya para la nostalgia de lo que fueron. Muelas, narrador de Radio Nacional, lo contaba y la voz le traicionaba por el sentimiento: «Señoras y señores, la selección campeona del mundo se queda fuera. Yo sólo puedo decir una cosa: Gracias Iker Casillas. Gracias Andrés Iniesta. Gracias Sergio Ramos. Gracias Xavi Hernández. Gracias don Vicente del Bosque. Y miro al cielo, aquí en Maracaná, y me acuerdo de Luis Aragonés. Y también te digo Luis: Gracias por todo lo que habéis conseguido...». El periódico brasileño «O Globo» ha elegido esa narración como una de las cinco mejores del Mundial.
–¿Qué siente en ese momento?
–Infinita tristeza, la sensación de que la selección se iba a casa sin haber entrado en la competición, la despedida de una generación que dio a España las mayores alegrías futbolísticas de su historia, no sólo por los contundentes éxitos, sino también por la forma tan brillante de concebir el fútbol. Habría que remontarse al Brasil de 1982 para contemplar un fútbol tan exquisito. La emoción de esa narración es fruto del recuerdo, de esas generaciones que vieron como por fin estos muchachos conquistaban un Mundial y tu veías allí en Maracaná cómo se iban despidiendo, cómo se acababa el sueño, cómo agonizaba esa generación.
–¿Lo tenía preparado?
–Imposible preparar algo así, lo que sale del corazón no puede estar adiestrado, es fruto de la emoción y de la gratitud. No era momento de reproches. Después llegarían los análisis de lo que había sucedido, pero en ese momento salió la emoción del narrador y el recuerdo de los que no estaban como Luis.
–¿Cómo ves el final de la Selección más exitosa?
–Es un cúmulo de circunstancias. Creo que muchos jugadores llegaron cansados. Por otra parte, y aunque suene extraño, pudo morir de éxito. A veces, uno puede llegar a cansarse de ganar. Algo así le pasó al Barça de Guardiola, se cae en una «burocratización del juego».
–¿Cómo es la vida de un enviado especial?
–Todo va rapidísimo, desde primera hora de la mañana hasta la madrugada no paras de informar, boletines, ruedas de prensa, programas, las previas de los partidos, las retransmisiones... No te da tiempo a conocer nada del lugar, por contra conoces a mucha gente, a periodistas de otros medios, de otros países. Lo que rodea un Mundial es algo muy especial.
–¿Y el contacto con los futbolistas?
–Cada vez más escaso. Los jugadores en este tipo de competición viven en un bunker. La suerte que hemos tenido estos años ha sido la de contar con un seleccionador impecable, un tipo dialogante, educado, exquisito y que atiende a todos por igual. Siempre está: en los momentos buenos y en los malos. Soy muy fan de Del Bosque, para qué ocultarlo.
–¿Quiénes son sus maestros?
–Mi gran maestro es Chema Abad, el mejor narrador que ha habido en España y quien me llamó para retransmitir el Madrid y la Selección cuando en el 2008 estaba en mi querida San Sebastián cubriendo a la Real. De Chema aprendí mucho y le estaré siempre agradecido.
–¿Cómo es una buena narración?
–La buena narración tiene que llevar implícita tres cuestiones: emoción, ingenio y descripción. Somos los ojos de los oyentes, hay que situar el balón siempre en el terreno de juego y todo ellos aderezado con una enorme dosis de emoción pero, ojo, emoción sin chillar: ahí radica el mérito, cuando uno sabe transmitir emoción sin ser un charlatán de feria.
–¿De pequeño narraba los partidos?
–Era muy malo jugando al fútbol así que retransmitía los partidos que jugaban mis amigos. Después, cuando estaba en la Universidad, retransmitía las partidas de futbolín de la cuadrilla... Ya entonces asomaba una vertiente muy friki que fue consolidándose, ja, ja.
–¿Qué hace para cuidar la voz?
–No fumar ni beber en la víspera del partido y hacer gárgaras con agua y tomillo... Increíble pócima para retransmitir a lo Placido Domingo...
–¿La tecnología y que se vean todos los partidos cambia la forma de narrar?
–No mucho pero si ahora metes la pata te están viendo todos y mira que a veces desde el palomar de un estadio puedes llegar a ver muy mal, lo que sí percibo ahora es que hay demasiados comentarios, y en ocasiones el narrador queda un poco tapado.
–¿Se ha perdido seriedad en la radio deportiva?
–No en la radio, en la tele sí; pero la radio sigue siendo un medio muy respetable, la radio es el medio más mágico.
–Viaja por su trabajo los fines de semana y entre semana. ¿Se puede llevar una vida normal? ¿Merece la pena?
–Merece mucho la pena. Es verdad que no te deja llevar una vida ordenada y estás más en aeropuertos, trenes y coches que en tu propia casa, pero es un trabajo precioso. Lo único que me da pena es no poder estar más con mi familia. De hecho, a veces tengo un enorme cargo de conciencia por ello.
–¿Se dedica a su hobby?
–Soy un enorme privilegiado y no hay un día que no de gracias por tener este trabajo y poder transmitir emoción a los oyentes. Dicho esto, a veces girando tanto la noria puedes llegar a marearte. También es importante tratar de poner una cierta distancia y buscar una cuota de equilibrio fuera del fútbol y de la radio
–¿Un periodista deportivo es un deportista fracasado?
–Yo no. Yo soy más bien soy un actor frustrado, me hubiera gustado mucho ser un actor tipo Alfredo Landa.
–¿Aficionado al cine, en qué película le hubiese gustado poner la voz del narrador?
– «Apocalipsis Now»: huaaaaaauuuuuuu narrando el desequilibrio.
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