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Aranda quería subir al equipo de su barrio a Segunda para amañar partidos

Raúl Bravo y Aranda
Raúl Bravo y Arandalarazon

Carlos Aranda terminó su carrera donde la empezó, en el equipo de su barrio, El Palo. Y allí comenzó también su carrera como dirigente. El Palo ha fallado en el intento de subir a Segunda B, eliminado en la promoción de ascenso por el Tarazona. Pero la ambición del ex futbolista va más allá, según las investigaciones policiales, y en una conversación con Íñigo López bromea sobre la posibilidad de subir a Segunda División y utilizarlo para «el rollo». Es decir, para ganar dinero en las apuestas con el amaño de partidos.

Aranda llama a Íñigo para hablar de una deuda que tiene contraída con él y con otro futbolista por un partido. «Os debo ese dinero. He tenido un problema pero tened en cuenta que lo vuestro. Os doy mi palabra. Raúl [Bravo] sabe del problema que he tenido, que es serio, pero este año os pago lo que os prometí.Yo soy una persona de palabra. [...] Nada más me paguen os pago», le dice a Íñigo López. «Tranqui», le responde. «No, de verdad, si estoy bien, pero cuando te pague te contaré lo que me ha pasado, pero lo estoy resolviendo. Hay muchos ladrones en este mundo y se equivocaron de persona. Pero tranquilo, si no es ahora será al final de la temporada. Os doy mi palabra. ¿Vale?».

El dinero que tiene que cobrar Aranda es una deuda del «Pelucas», al que la investigación policial identifica como Quique Pina, propietario del Granada cuando los dos futbolistas coincidieron en el equipo andaluz. Pina fue detenido en enero de 2018 por blanqueo de capitales. «El Pelucas me debe una pasta, pero vosotros no tenéis nada que ver. Es mi problema», dice Aranda.

Después hablan de su situación profesional, de que López se ha recuperado de una lesión. Aranda le cuenta que está trabajando con un «colega» en una página de apuestas:

Íñigo López: ¿Estás jugando? ¿En tu equipo de casa?

Aranda: No, que va. Paso de jugar. Llevo ese club.

Í: Hay que acabar allí.

A: Antes de retirarte la liamos aquí.

Í: Hay que subirlo a Segunda.

A: Ésa es la idea para el año que viene. Y entonces, el rollo.

Í: Je, je.

En la conversación se entremezcla una oferta de Aranda para que Íñigo o cualquiera de los futbolistas que él maneja quieren abrirse una cuenta en la página de apuestas con la que trabaja en ese momento. «Si alguno de vosotros queréis cuentas yo trabajo así. Por ejemplo, abro cuentas, ingreso el dinero y cada lunes paso o cada dos lunes paso por caja. Si debe la página, pago yo. Si debe el cliente, paga él», explica. «Perfecto, yo lo digo», responde Íñigo.

Siempre se puede ampliar el negocio.