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Cazorla, un calvario con final feliz

Cazorla, durante el partido en Islas Feroe
Cazorla, durante el partido en Islas Feroelarazon

Con suerte, podría volver a pasear con su hijo. La sentencia de los médicos no imaginaba que después de dos años de inactividad, Santi Cazorla iba a volver a vestir la camiseta de la selección. Lo hizo de nuevo contra las Islas Feroe después de más de cuatro años sin hacerlo y terminó el partido como capitán tras la sustitución de Sergio Ramos. La mejor manera de volver.

Una lesión en el tendón de Aquiles le hizo pasar por el quirófano cerca de diez veces. Una infección que sufrió después de la primera intervención estuvo a punto de inutilizarle el pie. Tuvieron que injertarle tejidos del brazo izquierdo en el tendón. Ahora, del tatuaje que lucía con el nombre de su hija, India, sólo queda la mitad. «La pobre me pregunta dónde está el otro trozo de tatuaje, pero yo creo que se ha acostumbrado a vérmelo en el pie. Yo ya me he acostumbrado, pero a la gente le impacta mucho, tanto el del brazo como el del tobillo», explicaba el lunes en un reportaje de sefutbol.com, la página web de la selección. En el brazo le queda una marca perenne, unos restos cargados de significado. Pero elegir esa zona no fue un capricho de los médicos. «Necesitaban coger una piel tensa. Normalmente los injertos los suelen coger de los glúteos, pero para la zona del [tendón de] Aquiles era mejor una piel tensa y además cogieron venas. Me hicieron un examen de contraste y les salió que la mejor sangre la tenía en este brazo», añadía.

Cazorla es una rareza, un futbolista que ha regresado del infierno al máximo nivel a los 34 años. «Ha habido todo tipo de momentos, en lo mental y en lo físico, momentos en que pensé tirar la toalla, porque la lesión no avanzaba, pero es una carrera de fondo y si tienes un sueño tienes que seguir. No quería reprocharme nada si no lo conseguía. He tenido la ayuda de toda la gente que tenía alrededor y lo he conseguido», reconoce Santi. Su inconsciencia le ha beneficiado. Nunca consideró su lesión como algo extraordinario. Era una más, de la que iba a recuperarse igual que de las anteriores.Nunca abandonó. «Hubo frases que me dijeron durante la lesión a las que por suerte no di importancia. Intento sacar cosas positivas en cada momento. He tenido esa recompensa de volver a jugar y estar en la selección española otra vez», afirma.

Lo que más le ha dolido en esta travesía es no haberse marchado del Arsenal como debía. «Siempre he notado el cariño de Inglaterra y del Arsenal. La espinita clavada es no haber podido despedirme de ellos en el terreno de juego», reconoce. Cazorla vivió la época gloriosa de la selección, ganó las Eurocopas de 2008 y 2012, pero se perdió el Mundial de Sudáfrica después de una temporada marcada por una lesión de espalda. Pero no busca semejanzas entre esta época y la anterior. «Comparar nunca es bueno», dice. La llamada de la Roja fue una sorpresa. Ni su trayectoria en las últimas temporadas ni la edad animaban a pensar en un regreso con España. «La noticia me dejó parado, me costó asimilarlo varios días. Me enteré después de entrenar, me lo dijeron los compañeros de equipo. Fue un “shock”, los primeros días intentaba asimilarlo. Es un nuevo reto, una ilusión», cuenta el internacional.

De momento Cazorla sólo intenta disfrutar del momento. No se esperaba la llamada, pero le hizo tanta ilusión como la primera de Luis Aragonés. «Es difícil elegir una porque las dos fueron una grata sorpresa. Ir a una Eurocopa sin debutar antes me permitió vivir grandes momentos y esta llamada inesperada después de tanto tiempo y con la edad que tengo es algo muy grande», asume. Es uno de los más veteranos de la selección. Han pasado once años y 78 partidos desde su debut y ahora intentará transmitir su experiencia a los más jóvenes. Pero sabe que no sólo eso le ha servido para recibir la llamada de Luis Enrique. «Ellos me han traído porque mi nivel es el adecuado para estar con la selección. Es un ejemplo para la gente de mi edad, que siga teniendo ilusión de estar aquí».