Fútbol
900 veces Florentino
El presidente madridista cumplió ante el Celta su partido número 900 al frente del Madrid en dos brillantes etapas en lo deportivo y en lo económico.
El presidente madridista cumplió ante el Celta su partido número 900 al frente del Madrid en dos brillantes etapas en lo deportivo y en lo económico.
El 25 de agosto de 2000, Florentino Pérez asistía a su primer partido como presidente del Real Madrid. Tras ganar las elecciones a Lorenzo Sanz y sus dos Copas de Europa, el estreno no pudo ser peor: derrota ante el Galatasaraay en la Supercopa de Europa. Un presagio de lo que no iba a suceder. El sábado, contra el Celta, Florentino presidió su encuentro número 900. Entre medias, y con un paréntesis de 39 meses, el Madrid ha levantado 5 Champions, 5 Mundiales, 4 Supercopas de Europa, 4 Ligas, 2 Copas del Rey y 4 Supercopas de España. La imagen del presidente blanco acomodando «Orejonas» en la vitrina de la muy ampliada sala de trofeos del Santiago Bernabéu es ya un icono de un mandato con el que ha llegado la segunda etapa dorada del club.
Desde el impactante fichaje de Figo como reclamo electoral tras recalificar la vieja Ciudad Deportiva, «galácticos» como Ronaldo, Beckham, Cristiano Ronaldo o Zidane han elevado a la categoría de mito su política de fichajes, hoy adaptada a los tiempos, aunque en verano la necesidad obligue. Es una relación especial la suya con Zidane. Le ofreció recalar en el Madrid en una servilleta. Lo de después es bien conocido: su glorioso gol en la Novena, primera para Florentino; la Décima como ayudante de Ancelotti, la Undécima, la Duodécima y la Decimotercera como técnico del primer equipo, todas de la mano del presidente. En mayo de 2018 Zidane anunciaba su marcha. El abatimiento de Florentino sólo era comparable a su felicidad al volver a presentar al francés el 11 de marzo.
En lo económico, el salto que ha dado el Madrid bajo su mandato ha sido descomunal, disparando los ingresos de explotación hasta romper la barrera de los 700 millones. Y con un legado que va del nuevo Bernabéu, que considera clave para el futuro, hasta Valdebebas, proyecto en su momento tildado como «faraónico», pero que ha sido uno de sus mayores aciertos y que nutre de jugadores al primer equipo.
Venerado por casi todos los que quieren que al Madrid le vaya bien, salvo esos violentos a los que sacó del estadio, Florentino tiene una obsesión antes de dar un paso a un lado: preparar al Madrid para seguir compitiendo contra las inyecciones de capital ilimitado que llegan a clubes como City o PSG y mantener su condición de mejor equipo del mundo sin dejar de ser propiedad de sus socios.
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