Alonso gana dos veces

Me lo imagino sentado en un sofá mullido, móvil en mano, con gesto satisfecho y contestando WhatsApps del tipo «qué bien hiciste», «menos mal que te largaste» o «de la que te has librado». Y él, relajado, asintiendo desde la distancia, reafirmándose en la decisión más difícil que ha tenido que tomar en su larga carrera deportiva: abandonar la Fórmula Uno. Escribo, naturalmente, de Fernando Alonso, y, aunque esto sea ficción, seguro que no se aleja demasiado de la realidad. El primer Mundial de F-1 sin Alonso en 17 años ha comenzado como él preveía antes de dar el portazo y pasar a mejor vida deportiva. Con Mercedes reinando, Ferrari sufriendo y McLaren decepcionando. Ahora es Carlos Sainz el que dice «no power, no power» y no él. Ahora es el piloto madrileño el que acaba una carrera deseando que «toda la mala suerte del año se haya concentrado en este Gran Premio» y no su amigo e ídolo. Ahora es Lando Norris el que acaba fuera de los puntos y no el bicampeón del mundo. Fernando Alonso ganó en la madrugada del sábado las 1.000 millas de Sebring y, de alguna forma, también ganó ayer en Albert Park en la carrera que abría la temporada. Su victoria, en este caso, fue salir de una vez por todas de un equipo que no le iba a dar lo que más desea, competir y ganar.

Sainz, a mejorar ¿Todo es negativo para la escudería McLaren en el comienzo del campeonato? No. La pretemporada no ha ido mal, el coche está más trabajado y el motor es bastante más fiable que en la etapa de Honda en la que lo tuvo que sufrir Alonso. Así que Carlos Sainz tiene dos misiones esta temporada: la primera, ganar a su compañero de equipo. La segunda, estar en la zona de los puntos de forma regular. Y eso sí es posible viendo el rendimiento del McLaren en los tests y también en la calificación de Australia. Falta, como dice Carlos, que la suerte se alíe un poco con él. Ya toca.