Alonso, ¿medio lleno o medio vacío?

Fue la imagen más viral del domingo, la que corrió como la pólvora de teléfono en teléfono, la que inundó redes sociales, el trending topic en el club de fans de Alonso. Un adelantamiento extraordinario a Vettel, muy visual, muy televisivo, y para colmo en la última vuelta. Por fuera, por dentro y hasta luego. Qué pasada. Volvían los viejos tiempos, las batallas pretéritas, aquellos duelos al sol entre el español y el alemán. Fernando resultó vencedor, logró la séptima plaza, otra vez en los puntos, de nuevo mejorando varias posiciones respecto a la clasificación. Impecable en la conducción y sin cometer un solo fallo, exprimiendo al máximo el coche que le dan. Y ya van tres carreras así. Solo queda aplaudir a Fernando y sonreír por la notable mejora respecto al año pasado. O no.

El podio, lejos. Leído todo esto con pasión «Alonsista», podemos decir que fue una gran carrera para el asturiano y para McLaren. Pero si somos críticos, si miramos el palmarés de Fernando y, sobre todo, su capacidad y su talento, nadie se puede conformar con estas migajas en forma de puntos y el estupendo adelantamiento al ogro alemán. El primero, Alonso, que rápidamente puso hielo a la euforia de sus seguidores confesando que el coche de Vettel tenía problemas de dirección. De ninguna otra manera le habría podido adelantar dada la diferencia entre ambos monoplazas.

Le falta coche. No es cuestión de manos, las de Alonso son mejores, se trata de motor, de potencia, de caballos. Falta coche. Esa es la realidad, el McLaren-Renault sigue bastante lejos de los tres grandes (Ferrari, Mercedes y Red Bull) y ayer volvió a ser superado por el Renault de Hulkenberg. Así que el sueño del tercer Mundial tendrá que esperar otro año más. De momento, ni siquiera el podio está al alcance. Y el tiempo pasa, también para Fernando.