Diego Costa es Jekyll y Hyde

Cara y cruz, luces y sombras, o como dice Pedrerol «lo tomas o lo dejas». Pongamos que hablo de Diego y de Costa, de Jekyll y de Hyde. Ha vuelto el de Lagarto al Atlético, a lo que llamo su hábitat natural, y el equipo lo nota, vaya si lo nota. Su sola presencia activa todos los resortes, tanto los del fútbol ofensivo de un equipo rojiblanco tan necesitado de ellos, como los emocionales dentro y fuera del campo.

«Malote» de película

Su carácter eleva aún más la adrenalina de todos, incluida la de la grada, que ruge con su «malote» de película. Con Costa en el campo y con Griezmann unos metros por detrás, más libre, hasta el Cholo se animó ante el Getafe a poner en las bandas no su conocido «cuatrivote» (cuatro medios), sino sólo a dos (Gabi y Koke), y a dos delanteros con desborde en las bandas, Correa y Carrasco.

Un 4-4-2 que en el primer cuarto de hora de juego alegre (por fin) del Atlético, por momentos se convertía en un 4-2-4. Pero el Getafe es equipo fuerte, intenso como el Atlético, y el fútbol dio paso a un duelo áspero, bronco, canchero.

La Selección

Había marcado Correa, se habían repartido estopa, tarjetas y trifulcas los dos equipos con Costa también activo en todo eso (faltaría más), y ya en el segundo tiempo el delantero hizo el 2-0, su primer gol en el Wanda. Eufórico, se fue a la grada a festejarlo con una hinchada que le adora sin recordar que tenía una amarilla anterior y sin saber que subirse ahí está penalizado con tarjeta por el reglamento. Así que fue expulsado. Diego Costa en estado puro. Muy bueno el doctor Jekyll para el Atlético, soy mucho más escéptico con Hyde para la Selección, aunque me da que Lopetegui lo ve con buenos ojos...