Los milagros no existen... ¿o sí?

Siempre me dijeron que los milagros no existían y que más bien es el calificativo que todos usamos cuando queremos dar sentido o explicación a cualquier situación que se nos presenta en la vida que carece de toda lógica. Es lo primero que se me viene a la mente cuando veo la clasificación de nuestra Liga en la jornada 13. No en la segunda jornada ni en la cuarta, no. ¡En la 13! Miro y veo a mi Sevilla Fútbol Club líder absoluto y en solitario. ¡El Sevilla de Machín es el líder del campeonato y estamos ya llegando a las Navidades!

Machín, «culpable»

Anoten, por favor, y en letras mayúsculas, este nombre: Pablo Machín Díez. Es el entrenador del Sevilla y para mí el gran «culpable» de este milagro. No sería justo olvidarme del trabajo de Joaquín Caparrós y de su equipo, de la misma forma que hay que tener siempre presente el temple y saber hacer las cosas bien de nuestro presidente, Pepe Castro. Pero, sin lugar a dudas, el principal responsable es el entrenador. En sólo tres meses de competición ha sabido dotar a este equipo de personalidad e identidad de juego propias, para situarse en lo más alto de la clasificación y poder mirar por el espejo retrovisor a absolutamente todos los demás equipos.

Aguantar a Barça y Atleti. El paso de las semanas nos dirá si este equipo que somete a los rivales hasta que doblan la rodilla será capaz de seguir aguantando el ritmo a los Barcelona, Atlético de Madrid y compañía. Disputar el primer puesto en una Liga de 38 jornadas me parece de un mérito tremendo, y no me quiero imaginar lo que tiene que ser ganar una Liga con las televisiones en color, donde la hegemonía de los Messi y Griezmann choca frontalmente con la plantilla de Machín. Insisto. Yo no creo en los milagros... aunque igual en mayo al acabar la presente Liga este Sevilla Fútbol Club me hace pensar lo contrario.