Después del partidito en Balaídos del pasado sábado, soñar con estar en el bombo de semifinales de Champions puede parecernos a todos una utopía. No lo voy a negar. Pero que nadie olvide que somos el Sevilla Fútbol Club. Eso es exactamente lo que me gustaría transmitirle a la plantilla. Es lo que diría a los actuales jugadores de Montella. Alguien debería a su vez transmitírselo al técnico italiano que, semana tras semana, nos deja claro a todos los sevillistas que sigue sin enterarse absolutamente de nada desde que llegó al Sánchez Pizjuán.

Esa portería

Múnich. Miércoles a las 20:45. Es el día y la hora con la que soñamos los sevillistas. La ilusión no nos la va a quitar nadie. Por muchos cambios absurdos en la portería que incomprensiblemente quiera efectuar nuestro entrenador. No le falta razón, es verdad, pero lo ha hecho a destiempo y con semanas y hasta meses, si me apuran, de retraso. Es evidente que la temporadita de Sergio Rico merece reflexión aparte, pero se tenía que haber hecho hace dos meses o a final de temporada, NUNCA en el momento clave. Con esto, amén de la inseguridad y desconfianza que genera cambiar un puesto tan específico como es el del portero, lo único que a buen seguro ha conseguido el técnico es dejarle claro al club que para el año próximo necesita ir al mercado a comprar un guardameta. O, quién sabe y ojalá me equivoque, dos porteros nuevos para la próxima temporada.

Nuestra ciudad

Pero, a pesar de tantos despropósitos, que los Ribery y compañía tengan claro que somos el equipo de moda en el viejo continente. Que somos pentacampeones de Europa. Y, sobre todo, que sepan que en ilusión, en sacrificio y en entrega no nos va a ganar nadie. Para eso paseamos por todo el planeta el nombre de nuestra ciudad. ¡¡¡Viva el Sevilla Fútbol Club!!!