Tour de Francia
El eterno Imbatido
Valverde afronta su noveno Tour sin ser jefe de filas por primera vez. No descarta «cazar alguna etapa» y es tercero en la general
«¿Tapado para la clasificación general? ¿Yo tapado después de catorce años de profesional?», lo pregunta Alejandro Valverde con el humor y el acento tan murciano y característicos suyos, con la simpleza y la genialidad que hacen de él un ciclista único. Así es él. Como para cambiarle a estas alturas. Su personalidad campechana y alegre sigue intacta, igual que su entregada lealtad al equipo, el Movistar, con el que lleva más de una década agrandando su leyenda, la de «El Imbatido», como le llamaban en categorías inferiores cuando ganaba todas las carreras en las que participaba y donde los padres de los otros niños le suplicaban que no disputase para permitir a sus propios hijos alzar los brazos.
De eso, nada. «El Bala» no perdona. Y tampoco va a hacerlo en el Tour. Ésa es la única licencia que se va a permitir, «siempre y cuando mi trabajo para Nairo esté hecho», asegura, porque, por primera vez en los ocho Tours que lleva en las piernas, Alejandro Valverde no acude con la aspiración de pelear la clasificación general. Después de diez años peleando por ese objetivo, el año pasado hizo realidad su sueño de entrar en la foto de los tres mejores de París. «Era mi última oportunidad». Y la aprovechó. A partir de ahora se pondrá al servicio de Quintana en todos los Tours que le queden por correr.
El idilio de Valverde con el Tour es una relación de amor-odio. Debutó en 2005 como la promesa más brillante del panorama mundial y sólo tardó diez etapas en confirmarlo al vencer por delante de Lance Armstrong en Courchevel. Pero su rodilla maltrecha le obligó a retirarse tres días después. Al año siguiente, la misma historia, entre lágrimas una vuelta a casa prematura. Después de entrar dos veces en el «top 10», la eterna «operación Puerto» y el paso del Tour por Italia, donde estaba sancionado, no le permitieron correr en 2009. Tras la sanción de dos años, regresó en 2012 a lo grande, ganando una etapa en Peyraguedes, pero un año después los abanicos sepultaron todas sus opciones en la general, dando alas a Nairo Quintana. El año pasado logró el sueño de toda una vida: ya tiene su foto en el podio de París.
Ahora sus objetivos son otros, «voy a correr sin exigencias en la general». Dice que quiere dejarse caer en la primera semana para librarse del estrés, pero en Cherburgo casi gana la etapa en la que se impuso Sagan y ya es tercero en la general. «No le doy importancia, me vi delante y tampoco era cuestión de frenar. Estando ahí era una buena oportunidad para ganar». Así de fácil es el ciclismo para Valverde. «Pero Nairo está cien mil veces mejor que yo y no me importará sacrificarme por él, pero si se me presenta la oportunidad de ganar una etapa, la intentaré cazar».
El Tour, tras su debut en el Giro, donde acabó tercero ganando una etapa, le permitirá también salir con un buen punto de forma de cara a los Juegos Olímpicos de Río, donde apunta alto: «Quiero la medalla de oro. El recorrido se adapta a mis características y eso compensaría mis dos platas y cuatro bronces mundiales». Y luego, quién sabe, quizá la Vuelta y encadenar así las tres grandes en un mismo año. Valverde no se cansa nunca. Sigue siendo «El Imbatido».
Contador progresa y gana Cavendish
Después de la lluvia, el pelotón se tomó un respiro y llegó a Angers con 40 minutos de retraso. Mark Cavendish se impuso en un esprint muy ajustado que el británico ganó a golpe de riñón frente a su eterno rival, Greipel. El retraso fue una bendición para el cuerpo de Contador. «He librado el día sin caídas, para mí esto ya es un premio», decía medio bromeando y de mucho mejor humor. «Espero que día a día vaya a mejor... porque la única cosa peor es irme a casa».
✕
Accede a tu cuenta para comentar