Tour de Francia
El susto y el desconcierto de Geraint Thomas: «¿Cómo me llamo? Chris Froome»
Todas las mañanas, Oleg Tinkov, el millonario caprichoso propietario del equipo de Alberto Contador, sale a montar en bici en el Tour de Francia. El ruso pedalea unas horas antes de partir hacia la salida con todo su equipo por las carreteras donde discurre la etapa. Lo hace sin casco, algo que está prohibido. Pero a él no le importa. Lleva años haciéndolo. Pedalea, disfruta, llega al autobús antes que los ciclistas y se ducha. Forma parte del divertimento que es “su juguete”. Así llama a su equipo.
El punto caliente de la etapa, el que todos los corredores tenían marcado en rojo era el descenso del Col de Manse. Para entonces, Tinkov, ya duchado y despojado de la ropa de ciclista, se sienta como un auxiliar más en la zona aledaña a la meta para seguir el final de etapa por televisión. En la mente de todos, la escalofriante caída de Joseba Beloki hace ahora doce años en ese mismo puerto de imposible descenso que aquel 14 de julio del 2003, con el calor, derritió el asfalto y, en pleno ataque a Lance Armstrong, su bicicleta tambaleó y se fue al suelo, rompiéndose la cadera y acabando así con su carrera deportiva.
Que iba a haber caídas estaba casi tan escrito como que Vincenzo Nibali, el mejor especialista en descensos de los favoritos, iba a atacar. Y sucedieron ambas cosas. Con el Tiburón ligeramente destacado –atacó Contador pero Froome salió a cerrar el hueco y Nibali aprovechó la inercia para arrancar y marcharse-, el resto de favoritos emprendió el descenso. Teejay Van Garderen tocó ligeramente a Warren Barguil y, entre la velocidad y las curvas, el ciclista del Giant no pudo controlar su cuerpo ni la bicicleta. El freno lo encontró en Geraint Thomas.
El fuerte impacto empujó al del Sky, la gran sensación del Tour de Francia hasta un poste, con el que chocó con su cabeza y acabó cayendo por el barranco. Las imágenes asustaron al mundo. Pero Geraint Thomas salió de entre los árboles. El médico que le atendió le preguntó cómo se llamaba. “Mi nombre es Chris Froome”, respondió. El shock. Aún así se subió a la bici y solo perdió 38 segundos con el grupo de favoritos pero sobre todo, llegó vivo a la meta. El casco le salvó la vida. El mismo que no se pone Tinkov.
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