Vuelta a España

Ciclismo

La Vuelta refuerza su personalidad

Presenta en Santiago el recorrido de la edición de 2016 con diez finales en alto

Los ciclistas Mikel Landa (2i) y Óscar Pereiro (2d) comentan las etapas junto a los presentadores de la gala, Perico Delgado (i) y Carlos de Andrés (d).
Los ciclistas Mikel Landa (2i) y Óscar Pereiro (2d) comentan las etapas junto a los presentadores de la gala, Perico Delgado (i) y Carlos de Andrés (d).larazon

Óscar Pereiro resoplaba al ver en la pantalla las imágenes de Pedro Delgado subiendo el alto de Mas de la Costa. “No hará grandes diferencias”, decía más tarde. Son apenas cuatro kilómetros de carretera de cemento, pero con un desnivel que alcanza el 22 por ciento. “Es espectacular para la organización y para el espectador”, añade el gallego. La llegada a Mas de la Costa es una de las sorpresas de esta Vuelta que insiste en el modelo en que se ha instalado en los últimos años.

“Es un modelo que funciona. Nos lo dicen las audiencias”, aclara el director de la carrera, Javier Guillén. Rampas cortas y explosivas para las llegadas, muchos finales en alto y apenas espacio para los velocistas. Así continuará siendo la Vuelta en 2016. Una carrera que nace en Galicia, de donde no saldrá hasta la séptima etapa. El comienzo, sin apenas descanso porque en las carreteras gallegas apenas hay espacio para la tranquilidad, provocará ya el primer desgaste entre los ciclistas. Para empezar, una contrarreloj por equipos de casi 30 kilómetros, terreno para las primeras diferencias.

Y, para acabar, antes de llegar a Madrid el 11 de septiembre, la Vuelta se decidirá junto al Mediterráneo, con una contrarreloj entre Jávea y Calpe y el ascenso al alto de Aitana, territorio militar que sólo se abre al paso de las bicicletas durante la Vuelta.

Pero antes, entre Galicia y el Mediterráneo esperan las cumbres cantábricas, la subida a Peña Cabarga y el regreso de los Lagos de Covadonga. Además, otro paso por Francia, como en 2013, esta vez con el paso por la Pierre de Saint Martin, la cumbre donde decidió el Tour Chris Froome el año pasado, antes de llegar al Aubisque.

La incursión francesa llega después del regreso a Bilbao y una etapa sorpresa con final en Navarra, en Urdax, la más larga de la carrera con 212 kilómetros, siete puertos de montaña -seis de tercera y uno de segunda- y un atractivo final en un ligero descenso.

«De menos a más»

“Queremos una Vuelta de menos a más”, dice Javier Guillén, un recorrido exigente al que aún le faltan los protagonistas. Alejandro Valverde participará en el Giro y el Tour con la vista puesta en los Juegos. “Aunque los Juegos no han decidido el calendario. Alejandro no necesita correr el Tour para llegar en forma a Río”, asegura Eusebio Unzué. “Pero no podíamos permitir que un ciclista como él no conociera el Giro”, añade. La duda es si se atreverá con las tres grandes. “Ya lo ha insinuado”, confiesa Unzué, que por el momento se encarga de frenarlo. Aunque no se sabe si podrá seguir frenándolo cuando llegue agosto. Valverde siempre ha reconocido que la Vuelta es la carrera en la que se siente más a gusto, la que más disfruta corriendo.

Faltó Valverde y faltaron todos los grandes, que aún tienen el calendario por definir. “Los Juegos creo que serán menos decisivos para la participación de lo que parece ahora”, asegura Unzué. Así, la principal figura de la presentación era Mikel Landa, aunque lo único que sabe seguro por el momento es que su primer objetivo “es el Giro”. Después, quiere correr el Giro, y el seleccionador, Javier Mínguez, también quiere. La invitación ya la tiene desde el año pasado en la etapa de Burgos de la Vuelta. La única exigencia de Mínguez es que los que quieran ir a los Juegos disputen el Tour. Y sólo hay cinco plazas para Río.

La presentación se cerró con un espectáculo de gaiteros y un homenaje a Pablo Lastras, que después de 19 temporadas en activo se retira por culpa de una grave caída que sufrió en la Volta a Catalunya del año pasado. La organización, de manos de Javier Guillén, le entregó una placa conmemorativa.