Ciclismo
Skjelmose fue más rápido que Pogacar y que Evenepoel en la Amstel
El danés sorprende a los favoritos en un esprint muy apretado para ganar la primera clásica del Tríptico de las Ardenas
Mattias Skjelmose tuvo que esperar a la foto finish para saber que había derrotado a Tadej Pogacar y a Remco Evenepoel en la llegada de la Amstel Gold Race. Fue Remco el que lanzó el esprint antes que nadie, Tadej le respondió y Mattias remató sobre la línea de llegada. Era el invitado sorpresa, el corredor al que nadie esperaba a pesar de su juventud y de sus buenos resultados.
Skjelmose fue quinto en la Vuelta del año pasado y se llevó el maillot blanco que premia al mejor joven, pero nadie le esperaba en esa pelea en una carrera que parecía una disputa entre Pogacar y Evenepoel con él como espectador privilegiado.
A Pogacar no le gusta la compañía, prefiere rodar en solitario y cuando quedaban 47 kilómetros para la meta se marchó en solitario camino de lo que todo el mundo imaginaba una nueva exhibición del esloveno. Pero no pensaban lo mismo por detrás. Sus perseguidores no dejaron nunca que la diferencia fuera superior al medio minuto, pero en grupo no iban a ningún sitio. Ataques y frenazos cuando cazaban al aventurero no servían para atrapar a Pogacar. Así que primero se fue Skjelmose y después, Evenepoel, al que no le pesaban las piernas. El viernes ganó la Flecha Brabanzona en su reaparición después de 189 días recuperándose de un accidente, pero eso no era un problema. Evenepoel agarró a Skjelmose cuando quedaban 24 kilómetros de carrera y las distancias con Pogacar fueron menguando hasta que lo atraparon a falta de siete para la meta cuando ya asomaba la subida al mítico Cauberg. Los tres viajaron ya juntos hasta el esprint en el que se impuso el joven danés.
Skjelmose, nacido en el año 2000 en Copenhague, comparte generación con Evenepoel. Competían juntos en juveniles, pero el despertar de Skjelmose ha sido algo más tardío. Ahora, con 25 años, se atreve a desafiar a Pogacar y a Remco en el esprint de una gran clásica de primavera, la única que se resistió a Valverde en el Tríptico de las Ardenas que completan la Flecha Valona y la Lieja-Bastoña-Lieja.
El danés llegaba después de superar las secuelas de una caída que le obligó a retirarse a mediados de marzo cuando era tercero en la general de la París-Niza. Pero ha tenido que atravesar momentos más duros. Cuando tenía 18 años fue suspendido 10 meses por dopaje. Un suplemento dietético tenía la culpa. Ahora no puede creer que haya derrotado a Pogacar. «Esto significa mucho para mí. He perdido a mi abuelo y quería dedicarle una victoria», dice.