Tour
Pogacar no da tregua
El esloveno ataca en Tignes y araña otros 30 segundos a Carapaz, Vingegaard, Uran y Enric Mas que se cayó en el inicio de etapa, pero se movió en la última subida. O’Connor gana y se coloca segundo
El drama de lo extremo hasta llegar a límites hace mucho tiempo no vistos de este Tour está dibujado en las caras que llegan trepando, a chepazos, como pueden hasta la cima de Tignes. Rostros como el de Mark Cavendish, que pelea contra sí mismo para librar el fuera de control y lo logra por tan solo un minuto y cuando cruza la meta se abraza a sus compañeros que lo han sostenido en esta, otra vez, salvaje etapa, y llora el inglés inmerso como está en el sueño de llevar ese maillot verde hasta París. Está también en la mirada clavada en la nada de Jorge Arcas, vacío y roto el cachorro debutante y gregario sublime en este dantesco día para Enric Mas, que se cae a 30 kilómetros de amanecer la etapa, la tormenta y el frío, pero después se recupera y hasta saca valentía para atacar en el último puerto. Es este Tour una carrera criminal y sin piedad por nadie. Un toro que cornea y que ya se ha cobrado el dorsal de Primoz Roglic. Su cara no se ve asomar por Tignes ni se la verá más ya. Su camino iba a ser una penuria sin sentido y antes de seguir sufriendo, decidió no tomar la salida para centrarse en lo próximo, los Juegos Olímpicos y la Vuelta a España y abandonar a su suerte esta guerra que él, como todos, sabe que ya tiene perdida. Lo sabe también el Ineos, pero a ellos no les queda otra que seguir adelante y es por eso que Castroviejo y Thomas se colocan al frente del pequeño grupo de favoritos que ha sobrevivido a la gélida lluvia alpina. Pero que aún con ese movimiento, saben, resignados, a qué juegan ya de aquí a París. “La intención no era meter tiempo a Pogacar si no tantear a los rivales, había siete u ocho que estaban cerca y hay que pensar en la segunda plaza, que alguien falle”. Así se ve el cuadro inglés, tan acostumbrado a comandarlo todo y marcar el ritmo de las carreras. Y ahora, en sólo ocho etapas, ya tienen claro que juegan a ser segundos. “Hay que mantener la motivación y seguir trabajando por ese segundo puesto. Hay un hombre que está por encima de los demás, a otro nivel y lo que tenemos que pensar es en eliminar a gente del top 10”, acepta Castro. Ayer ya se cargaron a Lutsenko. Ésa es la lucha ahora de todos los mortales, porque en Tignes, Pogacar, que disfrutaba por primera vez de lucir el maillot amarillo en una etapa de verdad, ya que el pasado año no lo vistió hasta la jornada de paseo y homenaje de París, lo celebró por todo lo alto y ejerciendo de lo que ya es en este Tour. Su auténtico patrón.
Porque cuando Ben O’Connor, el australiano que, sabiéndose dosificar en la bajada del Roselend y distanciar a Higuita y Nairo Quintana, se planta en meta, gana la etapa y lo hace con la distancia suficiente como para poner en peligro el amarillo de Pogacar, el esloveno no lo duda y ataca. Ese color es el suyo. Este maillot le pertenece. Y no va a dar ninguna concesión, aunque pueda permitírsela a un ciclista como el del Ag2r-Citroen. “Tenía miedo de perder el liderato justo antes del día de descanso”, cuenta arriba en meta. Así que aprovecha el ataque de Carapaz para soldarse a su rueda y en cuestión de metros sentarle, destrozarle, de piernas y de alma, y marcharse solo otra vez. Él y toda su superioridad, para meterles otro medio minuto a los que se atreven a llamarse rivales: Enric Mas, que ataca, Carapaz, Vingegaard, que sufre en su nuevo papel de líder del huérfano Jumbo-Visma tras la explosión también de Van Aert, y el incombustible Rigo Uran, todos ya a más de cinco minutos de Pogacar. Y sólo ha transcurrido una semana de carrera.
7 ciclistas fuera de control y retirada de Van der Poel
La salvaje etapa unida a los últimos dos días tan exigentes deja una tremenda escabechina en forma de retirados ilustres. A la retirada de Roglic se unió también la de Mathieu Van der Poel, líder durante seis jornadas, que ya había dejado claro que no iba a llegar a París en su primer Tour en el que ha dejado su sello de espectáculo. Ahora se centrará en preparar la prueba en bicicleta de montaña de los Juegos Olímpicos de Tokio. El fuera de control se cobró a 7 corredores que no lograron llegar a tiempo a la meta de Tignes. Nombres ilustres como Arnaud Demare, Jacopo Guarnieri o Coquard no podrán continuar en carrera.
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