F. C. Barcelona
Copa del Rey: Un parche o la gloria
El Barcelona busca cerrar su irregular temporada y el ciclo de Luis Enrique con un nuevo título. Al Alavés, en su primera final de Copa, le sobra ilusión para buscar la sorpresa.
El Barcelona busca cerrar su irregular temporada y el ciclo de Luis Enrique con un nuevo título. Al Alavés, en su primera final de Copa, le sobra ilusión para buscar la sorpresa.
Bebió agua Luis Enrique. Por penúltima vez (la última en Barcelona) se sentaba ante los medios en lo que ha sido su particular silla eléctrica en las tres temporadas en las que ha estado al frente del club. «No es el sitio donde he estado más a gusto, pero he intentado no ofender a nadie, aunque quizá a veces no lo he conseguido», admitió durante la previa de la final de la Copa del Rey, que enfrentará hoy a su equipo contra el Alavés y que será su partido de despedida. A veces se le fue la mano con algún periodista, al que faltó al respeto, pero siempre se mantuvo en el discurso de no hablar de temas extradeportivos. «Esto es un circo», volvió a repetir ayer, día en el que no cerró la puerta a volver en un futuro. «A lo mejor el 10 de julio estoy aquí y a alguno le da un infarto. Soy joven, simpático, agradable... ¿Por qué no voy a volver? Pero en los próximos años, no», bromeó.
Fueron 22 minutos de preguntas en la antesala de lo que puede ser un nuevo título para él o cerrar una temporada en blanco. En su primer curso ganó el triplete (más la Supercopa de Europa más el Mundialito), en el segundo sumó el doblete Liga-Copa y en éste sólo le queda el torneo del «KO». «Cuando empecé hubiera firmado ganar ocho o nueve títulos», admitió. La irregularidad ha «matado» a los azulgrana en Liga, y la Champions directamente ha sido para olvidar, pese a la remontada ante el PSG. «Es un partido especial por la posibilidad de acabar mi ciclo en el Barça con un nuevo título», admitió el entrenador.
David contra Goliat
El ambiente ante el partido es algo frío en Barcelona porque la Copa es la competición menos importante de las tres. Ganar sería un pequeño consuelo y seguir añadiendo éxitos al palmarés en esta década prodigiosa que está viviendo el club. «Para los jugadores es la misma ilusión; la ilusión del público no la podemos controlar», opinó Piqué. Todo lo contrario sucede en el Alavés, que está en una nube. El de hoy es uno de esos muchos duelos desiguales que tiene el deporte, un David contra Goliat, 695 millones de presupuesto de los barcelonistas contra apenas 49 de los vitorianos. 25.000 alavesistas se han desplazado o se desplazarán hoy al Vicente Calderón para el que dicen es el encuentro más bonito del año. El Alavés lo vivirá por primera vez, aunque en realidad será la segunda final de su historia. Ya jugó la de la Copa de la UEFA de 2001, también contra un poderoso, el Liverpool. La perdió, pero por un increíble 5-4 después de una prórroga. No se rendía ese equipo y no lo hace éste, la revelación de la temporada, pues se trata de un recién ascendido. «Necesitamos hacer un partido muy completo para tener posibilidades, pero somos un equipo que siempre compite al máximo», explicó Mauricio Pellegrino, uno de los principales responsables de que el conjunto de Vitoria esté ahí. El técnico argentino admitió que ha tenido que parar alguno de los entrenamientos de la semana por el exceso de ganas. «Para el Alavés es un partido único», aseguró Luis Enrique. «Y eso puede tener una doble lectura, porque a lo mejor les pesa el exceso de tensión. Puede que ellos tengan más ilusión, pero ambición no. No he visto un grupo que tenga la ambición de éste», continuó el entrenador del Barcelona.
Pellegrino sólo tiene la baja de Laguardia, por lo que podrá apostar por su «once» más fiable, aunque tenga la posibilidad de utilizar una defensa de cuatro o de cinco. «Es un equipo que está en forma, intenso, que hace grandes transiciones, que presiona bien y que puede cambiar de sistema», lo definió Luis Enrique, que sufrió la versión más defensiva del Alavés en la Liga en el Camp Nou (los vitorianos dieron la campanada con el 1-2) y superó a una apuesta más arriesgada en Mendizorroza (0-6 para los azulgrana). Las dudas que tiene el preparador asturiano en el que será su último partido son dos, o más bien una. La baja de Luis Suárez la suplirá con Paco Alcácer, que ha mejorado su rendimiento en el tramo final de la temporada. La ausencia de Sergi Roberto tiene peor remedio. El lateral derecho ha sido un agujero para el equipo durante todo el año. Aleix Vidal está recién recuperado de una lesión, por lo que las opciones son Mascherano (algo tocado); André Gomes, que ha ocupado ese sitio, aunque no es el suyo, últimamente; Digne a pierna cambiada o apostar por una defensa de tres, como ha hecho durante algún tramo de la campaña.
«Hemos hecho imprevisible al equipo. Hemos ganado títulos y lo hemos hecho con el estilo Barça. En general, creo que la trayectoria es positiva», detalló Luis Enrique su andadura en el equipo del que también fue jugador y es socio. «Seguramente me he equivocado muchas veces», prosiguió. «Pero me quedo con todo, porque hacerlo sólo con lo bueno sería lo fácil y hacerlo sólo con lo malo no tendría sentido. Ha sido enriquecedor», dijo a modo de despedida. Hoy será su último partido. Después le esperan su bicicleta y la playa de la Escalerona.
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