Nueva Zelanda
Cruzar el mundo y vender el coche para ver a River
A treinta y dos horas de que comience la final, Rodrigo Martínez y su amigo, también Rodrigo de nombre, están sentados al sol en una acera del Paseo de La Castellana a la altura del Santiago Bernabéu. Aguja e hilo en mano, están cosiendo un trozo rojo de tela en otro más grande de color blanco. El resultado, esperan, será el «trapo» con el que subirán a la grada para animar a River Plate a ganar la Libertadores 2018. Para la concentración de ayer en la Puerta del Sol no les iba a dar tiempo a terminarla, porque también tenían un bote de pintura donde escribirán el nombre del barrio del oeste de Buenos Aires en el que nacieron: Aedo. También van a escribir «los Rodris», aprovechando que los dos se llaman igual.
Ambos se encontraron ayer en el hostal en el que se alojan después de recorrer medio planeta. Rodrigo Martínez estaba en Nueva Zelanda cuando se enteró de que la final sería en Madrid. Lo que vino después es una locura de la que está disfrutando. «Me crucé medio mundo para venir acá. Soy socio de River y es un amigo de Argentina el que va a la cancha por mí. Lo felicité por haber llegado a la final. De hecho él fue a la final, no se jugó, y ahora estoy yo en la final. Yo no conocía este estadio, ni Europa en realidad, y ahora estoy cosiendo una bandera delante del Bernabéu. No entiendo nada».
A su lado, su amigo sigue cosiendo callado. «Él tenía planes de visitarme en Nueva Zelanda, pero al saber lo del partido vendió el coche para pagar las entradas, los vuelos y el alojamiento». «¡A pata, pero viendo a River!», dice por fin la mitad menos habladora del dúo. Un señor se acerca a ellos y les confiesa que hace más de cincuenta años que dejó Argentina para vivir en España. Justo después se abre la chaqueta y les muestra una camiseta de Boca. La patria les une, pero el sentimiento futbolístico les va a separar durante 90 o 120 minutos.
El ambiente no podía ser más cordial en los alrededores del Bernabéu. Hinchas de los dos equipos se tomaban fotos juntos e intercambiaban las peripecias vividas camino de Madrid. Rodrigo ha perdido la cuenta de las horas de vuelo que lleva. «Hice Hong Kong, Suiza... paseé por todo el mundo, con escalas eternas. Ahora estoy aquí diez días y luego voy a Australia». Si River gana, la Intercontinental, la jugará en Dubai... «Igual aprovechamos y lo hacemos completito».
✕
Accede a tu cuenta para comentar