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Di María, el ex que amarga al Real Madrid

Di María celebra un gol con su actual club, e, PSG
Di María celebra un gol con su actual club, e, PSGlarazon

Era delantero o extremo por la banda izquierda o así comenzó el partido, pero después Di María apareció por cualquier lado, siempre para hacer daño al Real Madrid. Como en sus mejores tiempos, fino y con puntería, el argentino clavó dos puñales a un equipo que quería pero no podía. Los aficionados blancos veían marcar a Di María y recordaban otros goles que a lo largo de la historia han hecho ex madridistas cuando se enfrentan a su ex equipo.

En el primer tanto Di María llegó por detrás, sin que nadie le vigilase, despistando a una defensa que casi nunca encontró su sitio en el Parque de los Príncipes. Las ausencias de Sergio Ramos aún siguen pesando demasiado en los de Zidane. Con Di María a la cabeza, el PSG no paró de correr y el Real Madrid se sintió abrumado.

El extremo argentino dejó su huella en el Real Madrid, sobre todo tras su carrera en la prórroga en Lisboa, dejando atrás a rivales ya exhaustos, mientras él aún podía correr, como si no se le acabase el oxígeno. Su remate en aquella final contra el Atlético lo paró Courtois, pero Bale llegó al segundo palo para rematar. Ayer Courtois no llegó ninguna de las dos veces para detener los remate de Di María. Es un jugador extraño el argentino, difícil de clasificar: no es delantero, no es media punta, no es centrocampista y tampoco es un extremo, pero puede hacer de todo si se lo propone y si mantiene la regularidad, lo que no es su mejor virtud. En el Real Madrid, Ancelotti le puso de interior y le dio buen resultado.

Después se marchó al Manchester United, donde vivió una mala época. Por su irregularidad mezcla grandes actuaciones decisivas con partidos en los que no se sabe muy bien hacia dónde va. Bien aprovechado es un futbolista que hace mucho daño y sabe dónde buscar los espacios que deja el rival. Pero en los malos momentos, a quien desordena es a su propio equipo.

Sin Cavani ni Mbappé ni Neymar, el PSG de Tuches se reinventó contra el Madrid y se convirtió en un equipo guerrillero. Y ahí es donde más brilla Di María: buscando resquicios, corriendo sin parar.

Si el primer gol llegó por el lado derecho del campo, el segundo fue desde el otro lado, completamente distinto. Recibió fuera del área, mientras Militao daba un paso atrás, quizá buscando protegerse. Ningún centrocampista blanco llegó siquiera para molestar al argentino. Preparó su pierna y su tiro con efecto fue acercándose al palo y alejándose de Courtois.