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El campeón sigue compitiendo

Pedro Rodriguez celebra el gol ante el Real Valladolid
Pedro Rodriguez celebra el gol ante el Real Valladolidlarazon

No era fácil jugar un partido como el de ayer para Barcelona y Valladolid. Unos, ya campeones desde hace una semana, y los otros, que seguirán un año más en Primera, no se jugaban más que el honor. El escenario, el Camp Nou, presentó una de las peores imágenes de los últimos años, con las gradas medio vacías. Tampoco era fácil acudir ayer al coliseo barcelonista. Ni el espectáculo prometía ni el cielo acompañaba. La tromba de agua durante los noventa minutos fue de las que hacen época. Un escenario muy antipático para jugar un partido oficial que se saldó con triunfo local. Al final, ganó el que más quiso y el que más supo, sin que eso signifique que quisiera y supiera demasiado.

Había anunciado Tito Vilanova rotaciones en los últimos partidos de la temporada. Pero las palabras se las lleva el viento y el técnico formó ayer con su mejor once, con la salvedad de Messi, ausente por lesión. Hasta nueve de los titulares jugarán con casi toda seguridad la Copa Confederaciones. Rotaciones, pocas. Una vez conquistado el título, se ha quedado sin alicientes deportivos, pero tiene a tiro igualar la mejor marca de puntos de la historia: 100. Una cifra que alcanzará si gana ante Espanyol y Málaga. Un récord así es suficiente motivación para salir a competir.

A los azulgrana les costó entrar en el partido e imprimirle ritmo al juego. El Valladolid se defendió bien, con mucho orden, y con deportividad, sin una patada de más. El Barça jugaba mucho en horizontal y poco en vertical, facilitando la tarea a los de Djukic. El dominio del balón era casi insultante, pero el peligro en la portería de Jaime era prácticamente inexistente. Se encontraban cómodos los pucelanos basculando al ritmo del rival. El Barça, eso sí, presionaba con ahínco la salida de balón del Valladolid y obtuvo premio. Rueda falló en el pase, Xavi inició la contra y Pedro la culminó, con la inestimable ayuda de Jaime, que debió parar el disparo del canario. Al equipo castellano le castigaron demasiado los propios errores. El primero, que no el último, el de Rueda. Porque luego llegaría el de Marc Valiente. El catalán anotó el segundo del Barça en propia puerta tras un saque de córner. Se encontró con el balón encima, sacó la rodilla y la pelota acabó en la red. Formado en La Masía, Valiente sufrió luego la broma de Piqué, a la que respondió con una sonrisa. Junto a Messi y Cesc, los defensas forman parte de la exitosa generación del 87.

Si el partido tenía pocos alicientes de por sí, la segunda parte se quedó huérfana por completo. Con el mismo guión que en la primera, pero incluso con menos llegadas, se vivieron minutos casi soporíferos que sólo animó Manucho, rozando ya el final, con una jugada que acabó con el penalti de Montoya y el gol de Víctor Pérez. Pero no hubo tiempo para más. Había llegado el momento de la fiesta y de celebrar la Liga. La que hace 22.