Deportes
El dopaje salpica Sochi
Estaban siendo unos Juegos inmaculados en lo que a dopaje se refiere... hasta ayer, a dos días de la clausura, que saltaron los primeros casos, el de la biatleta alemana Evi Sachenbacher-Stehle y el del italiano William Frullani, participante en bobsleigh. La primera dio positivo por el estimulante metilhexamina y el segundo, por dimetilpentilamina. Llama la atención el caso de la germana, que terminó cuarta en la prueba de 12,5 kilómetros salida en masa, pues a sus 34 años y con una brillante carrera a sus espaldas, tenía muy poco que demostrar. A falta de la confirmación del contraanálisis, este positivo ensombrece su trayectoria y siembra la duda sobre sus cinco medallas olímpicas en Juegos previos, dos oros incluidos. La noticia, comunicada por el COI a la Federación alemana de Esquí, supone un importante revés para la delegación, una de las más numerosas, con 153 deportistas, y también de las más potentes, quinta clasificada en el medallero con 16 preseas, la mitad doradas. Sachenbacher-Stehle fue inmediatamente expulsada del equipo y enviada de vuelta a Alemania.
El biatlón, una de las disciplinas más mediáticas en unos Juegos de Invierno, es también la más propensa al dopaje. A sólo dos semanas de la apertura en Sochi, la federación internacional anunció la suspensión de tres biatletas por positivo, dos rusas y una lituana. El caso del italiano William Frullani, agente de policía y ex decatleta de 34 años, sorprende por el deporte, bobsleigh, considerado por el COI «de bajo riesgo». Hay que remontarse ocho años atrás para encontrar un positivo en esta disciplina, el del brasileño Armando dos Santos en Turín'06.
El Comité Olímpico Internacional está aplicando en los Juegos de Sochi un exhaustivo y ambicioso plan para luchar contra el dopaje, que incluye casi 2.453 controles, un 14 por ciento más que hace cuatro años en Vancouver, de los que 1.944 son de orina, 509 de sangre y otros 572 específicos para detectar EPO (eritropoyetina). Dicho plan divide a los deportes olímpicos de invierno en dos categorías, de alto y de bajo riesgo, que marcarán la frecuencia y el tipo de los controles. El grupo de alto riesgo engloba a los deportes que exigen mayor capacidad pulmonar y resistencia, como esquí de fondo, biatlón o hockey sobre hielo. Los deportes de bajo riesgo son aquellos donde la precisión y no la mayor capacidad aeróbica es lo que marca diferencias: curling, saltos de esquí o bobsleigh, entre otros. Como novedad, según los parámetros del nuevo Código Mundial Antidopaje, el COI almacenará las muestras de los controles durante 10 años, pensando en futuros análisis, cuando se disponga de nuevos métodos.
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