París

El hombre pájaro o «wingsuit», deporte de alto riesgo

Entre las nuevas modalidades del paracaidismo destaca el "wingfly", en el que el saltador despliega un traje aéreo tras lanzarse de un avión y planea hasta aterrizar con unas alas que surgen de la equipación, un deporte extremo que hoy se ha cobrado la vida del aventurero barcelonés Álvaro Bultó.

Estos trajes, fabricados con nailon y manufacturados individualmente, se componen de tres alas, dos en los brazos y una en las piernas simulando la cola de un pájaro, que además incluye unas pequeñas canalizaciones membranosas, de forma que permite la circulación del aire y aumenta la resistencia del saltador a la caída, según explica Fogonazos.es.

Este deporte de riesgo consiste en un salto al vacío desde un avión, normalmente un Pilatus Porter, tras el cual el saltador hincha las alas de su traje y ejecuta arriesgadas piruetas en el aire, mientras cae a una velocidad aproximada de 200 kilómetros por hora, y aterriza desabrochando una cremallera lateral que libera las piernas para caer con una mayor seguridad.

Los trajes aéreos cuentan con numerosos accesorios para evitar accidentes o disminuir posibles daños en una caída, desde los cascos y gafas reglamentarios en todas las modalidades de salto BASE a complementos más específicos como una reserva manual que despliega un paracaídas accesorio.

Los orígenes del deporte se fechan en la década de los treinta y durante años se hicieron pruebas con trajes prototipo de diversos materiales como madera, seda o metal aunque las sucesivas pruebas fueron fallidas.

Aunque en los años noventa los nuevos materiales permitieron hacer diseños más seguros, no fue hasta finales de siglo cuando esta práctica se popularizó entre los aficionados al paracaidismo gracias a una nueva equipación llamada "BirdMan", fabricada por la compañía del mismo nombre.

A partir de entonces, nuevas empresas se dedicaron a diseñar este tipo de equipaciones, siendo una de las más conocidas "Wingfly", que fabrica trajes aéreos en distintos tamaños, dependiendo de la experiencia del saltador, y sus precios fluctúan de los 260 a los 2.100 euros.

El "wingsuit"ha sembrado inquietud en Francia tras la muerte de cinco de esos hombres-pájaro este verano, tres de ellos en los últimos días.

"Es muy espectacular, produce imágenes muy bonitas, pero es muy peligroso", resume Jean-Michel Poulet, director técnico de la Federación Francesa de Paracaidismo, organismo que no reconoce el "wingsuit"entre sus disciplinas.

Un alemán, un polaco, un británico y dos franceses han perdido la vida en Francia desde el pasado 26 de julio, a los que se suma la muerte del paracaidista que dio vida al agente secreto James Bond en la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de Londres 2012, Mark Sutton.

El doble volador de 007 se estrelló el pasado 14 de agosto contra una colina rocosa de los Alpes suizos, tras saltar de un helicóptero a 3.000 metros de altura, lo que ha generado dudas sobre un deporte desconocido para el gran público que causa una veintena de muertos al año en todo el mundo.

Los planeadores de "wingsuit"practican el "salto desde base", es decir, se dejan caer desde un acantilado o desde una cumbre enfundados en un traje que les hace parecer murciélagos y que cuesta desde unos 500 euros el modelo más sencillo a unos 1.500 por un diseño para expertos (entre 650 y 2.000 dólares).

Parte de la belleza del salto, que dura unos dos minutos a velocidades que pueden alcanzar los 200 kilómetros por hora, reside en volar muy cerca del contorno de la montaña a lo largo de varios kilómetros, antes de aterrizar con un paracaídas.

"Planean muy cerca del suelo y de los árboles, como pájaros", explica Poulet, quien insiste en que es una disciplina muy peligrosa y solo reservada a paracaidistas expertos.

El "wingsuit"(traje alado) solo es apto para quienes acrediten una sólida experiencia como paracaidistas, con al menos 500 saltos de caída libre convencional o 200 saltos en los últimos 18 meses.

Al menos, quienes quieran hacerlo desde un avión bajo y el paraguas de la Federación, que no ampara los saltos desde acantilados y montañas, en los que se registra la mayoría de los accidentes.

Su origen se remonta a 1930, pero la práctica moderna de este deporte la inventó a mitad de los años noventa del pasado siglo el francés Patrick de Gayardon, fallecido en Hawai en 1998 probando una nueva versión de su traje.

Desde entonces ha ido ganando adeptos y en Francia se calcula que hay unos 300 aficionados.

Algunos de ellos buscan saltos en otros países, como Suiza, Noruega, China, Estados Unidos o España, donde también se practica.

"Hace dos o tres años aumentó el número de gente interesada. Ahora se ha estabilizado", agrega el director técnico de la Federación Francesa de Paracaidismo, quien lamenta que haya incluso "gente que no pasa por el paracaidismo, se compra un traje y se inicia con el 'wingsuit', lo que provoca muchos accidentes".

Parte del atractivo de este deporte pasa por volar con una pequeña cámara adherida al cuerpo, grabar el salto y colgarlo después en internet, en plataformas de vídeo como Dailymotion o Youtube.

Las imágenes cortan la respiración por el peligro que desprenden pero hechizan también por la belleza de los descensos, con grabaciones de planeadores que casi rozan los árboles y que, incluso, se lanzan al vacío con una lata humeante en los pies para marcar la estela durante su itinerario.

No obstante, los expertos coinciden en que se trata de una práctica muy técnica y la comparan a la Fórmula Uno, donde cualquier fallo puede ser fatal.

Thomas Malahel, instructor de caída libre en Los Alpes que cuenta con 10.600 saltos en su currículum, aunque "solo"200 desde montañas o acantilados, relaciona el atractivo del "wingsuit"con deportes como el alpinismo, con el añadido de que a la escalada se suma la belleza del salto.

"Pero pasar a diez metros del suelo es una idiotez", sentencia Malahel, conocido como "Matos"entre los aficionados al vuelo, quien considera que hay demasiadas opciones de que algo falle a tanta velocidad y tan cerca del relieve de la montaña.