Sevilla F.C.
El Sevilla pasa como primero de grupo
Ganó a un Krasnodar al que le bastaba perder por tres goles para clasificarse como segundo. Ben Yedder sentenció al marcar dos goles en los diez primeros minutos. El Standard de Lieja no cumplió y pinchó en el campo del Akhisar
Ganó a un Krasnodar al que le bastaba perder por tres goles para clasificarse como segundo. Ben Yedder sentenció al marcar dos goles en los diez primeros minutos. El Standard de Lieja no cumplió y pinchó en el campo del Akhisar.
Una victoria por menos de cuatro goles del Sevilla, eso se sabía desde hacía dos semanas, clasificaba a los de Pablo Machín y a su rival en la última jornada, el Krasnodar, para los dieciseisavos de final. Se dio, por pura casualidad, ese resultado y el Standard de Lieja se habría ido de la Liga Europa con la sensación de que la fortuna nunca ayuda a un tercer equipo cuando depende de otros dos. Para ello, habría debido ganar un partido que empató en Turquía, así que ni el derecho al pataleo le queda.
Los dos goles con los que Ben Yedder sentenció el choque en diez minutos coadyuvan al malpensar belga, pues fueron facilitados por dos errores graves de la defensa forastera. En el primero, Kaboré lo habilitó con un extraño despeje hacia atrás y el pícaro delantero no tuvo más que cruzarla ante el portero inerme. En el segundo, le ganó el cuerpeo a un armario empotrado como Martynovich con sus escasos ciento setenta centímetros, cazó así un voleón de Sergi Gómez y resolvió el mano a mano con su habitual precisión. Agradecido quedó por las facilidades del amigo ruso...
El Krasnodar se creció en el castigo y se fue a por Vaclik, que tuvo que resolver un par de situaciones harto comprometidas, además de obrar el milagro suyo de cada parte con una mano baja prodigiosa a tiro de Pereyra. Se desconectó el Sevilla demasiado en la última media hora del primer tiempo, permitiendo que el rival merodease demasiado por su parcela. Tal vez pensó que todo estaba hecho o, a lo mejor, fue que los talentosos centrocampistas de Machín perdieron el hilo durante un rato.
El suspense terminó a la vuelta del camerino, cuando Banega rompió dos líneas con una conducción y sirvió en bandeja el hat-trick a Ben Yedder. Pudo con él Kritsyuk esta vez pero André Silva barría por detrás para remachar con la cabeza. Ramírez cometió la torpeza de meter la mano: penalti, expulsión y tercer gol de Banega desde los once metros. El Krasnodar, por la imprudencia de su lateral, se quedaba a un gol de la tragedia, en inferioridad numérica y con cuarenta minutos por delante. ¿Quiso el Sevilla hacer más sangre? ¿Había algo hablado? ¿Se entendieron los profesionales con la mirada? Eso nunca lo sabremos.
Tampoco importaba, en realidad, puesto que Machín aprovechó el rato para darle un respiro a sus elementos más desgastados y para que Jesús Navas, recién recuperado de una lesión, experimentase un aterrizaje suave en el ritmo competitivo. Salvó, pues, el Sevilla con nota su primera final del curso; a la que, es verdad, se vio abocado por su mala cabeza y era ciertamente descafeinada por la escasa calidad del oponente.
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