Selección Española
España, a medias
Luis Enrique ha iniciado una reconstrucción que parecía encaminada en sus primeros partidos, pero las derrotas ante Inglaterra y Croacia hacen replantearse los plazos. El objetivo es la Eurocopa de 2020
Luis Enrique ha iniciado una reconstrucción que parecía encaminada en sus primeros partidos, pero las derrotas ante Inglaterra y Croacia hacen replantearse los plazos. El objetivo es la Eurocopa de 2020.
Luis Enrique se encontró un equipo en descomposición, golpeado por la repetición de malos resultados en los grandes torneos y por la fuga de veteranos, cansados de sufrir dentro y fuera del campo. Iniesta, Silva y Piqué fueron los últimos en abandonar un equipo que se ha ido derritiendo con los años, incapaz de superar el primer cruce en la fase final de una gran competición desde que en 2012 ganó la Eurocopa con una goleada a Italia en Kiev. El objetivo del seleccionador ahora es reconstruir ese equipo para dentro de dos años, cuando llegue la fase final de la Eurocopa multisede que ha propuesto la UEFA. El trabajo es mucho mayor de lo que parecía hace apenas un mes.
La selección ha sufrido muchos golpes en los últimos meses. No es un asunto sólo de resultados. La salida de Lopetegui por la puerta de atrás dos días antes del estreno de España en el Mundial fue el penúltimo. El definitivo hasta la eliminación por penaltis ante Rusia en los octavos de final del Mundial. Luis Enrique parecía la solución, el técnico que según algunas voces hubiera ganado el Mundial sin necesidad de cambiar nada. Sólo con ejercer en los partidos desde el banquillo.
Pero los problemas van más allá del banquillo. El nuevo técnico ha renovado la selección, pero no ha encontrado su equipo. La portería es el único terreno que permanece inmutable. De Gea, Kepa y Pau López han estado en las tres convocatorias del seleccionador. A partir de ahí las certezas son pocas. Sergio Ramos y Busquets son la conexión con el equipo que lo ganó todo entre 2008 y 2012. Pero Busquets no está en su mejor momento. Durante el Mundial ya pedía en público más minutos para Koke, que le permitía jugar más acompañado y desgastarse menos. Pero el centrocampista del Atlético sólo ha sido llamado una vez por Luis Enrique y no estuvo en el campo cuando más lo necesitaba el del Barcelona, en la derrota contra Inglaterra en Sevilla. En ese partido Busquets se vio desbordado por el mediocampo inglés, pero nada ha cambiado en la última convocatoria. Busquets sigue jugando solo, acompañado por dos interiores, Ceballos y Saúl contra Croacia en Zagreb. Brilló el madridista igual que había brillado el rojiblanco en el estreno en Wembley contra Inglaterra, pero Saúl se ha ido diluyendo con el paso de los meses.
España mantiene el estilo de los últimos años, pero ha perdido la capacidad de mandar en el juego de épocas anteriores. No están Xavi, el hombre que marcaba el estilo, ni Iniesta. Tampoco Xabi Alonso, el mejor socio que ha tenido Busquets. Y la pelota no obedece de la misma manera. La Roja ha perdido el control de los partidos en las primeras partes contra Inglaterra y contra Croacia. Y en las segundas le ha tocado recuperar. Sin éxito.
Luis Enrique, por el momento, no se plantea hacer jugar a Rodri al lado de Busquets. «Podrían jugar juntos, los buenos jugadores pueden hacerlo siempre», decía al anunciar la última lista de convocados. Pero nunca los ha probado juntos. Rodri fue titular en el amistoso contra Gales, pero «Busi» estuvo en el banquillo.
Tampoco la salida del balón es tan clara como hace años. El ejemplo es el primer gol de Croacia, en el que Sergio Ramos y Sergi Roberto se enredan y la pelota acaba en ventaja para Kramaric contra De Gea. «Si jugamos desde atrás vamos a cometer errores y hay que aceptarlos. Eso forma parte del fútbol», explicaba Luis Enrique tras el encuentro.
Arriba, las soluciones tampoco son lo que eran. Desde que Villa perdió sitio en la Roja no ha habido una referencia capaz de marcar goles de manera constante. España ganó sin él la Eurocopa de 2012. Tapó su ausencia con Torres y Cesc jugando como falso «9». Pero en el largo plazo los goles necesitan un dueño. Lopetegui consiguió cubrir esa deficiencia con Morata y Diego Costa. España tenía dos delanteros que se alternaban y Julen terminó sin derrotas su recorrido con la selección. Pero Morata perdió su sitio antes de llegar al Mundial y Luis Enrique prefiere delanteros que se involucren en el juego, como Rodrigo y Aspas. El tercero era Isco, que fue clave en el equipo de Lopetegui y debería serlo con Luis Enrique. Pero no está en su mejor momento. Como Asensio
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