Baloncesto

España, sin miedos

Sergi Vidal, uno de los veteranos, vuela para anotar dos de sus ocho puntos ante Montenegro
Sergi Vidal, uno de los veteranos, vuela para anotar dos de sus ocho puntos ante Montenegrolarazon

La Selección, con una solidez sorprendente, arrancó la clasificación para el Mundial con una victoria muy meritoria ante Montenegro. Colom y Fran Vázquez lideraron un triunfo coral.

¿Saben aquellas situaciones en las que un equipo está muy por encima de las expectativas que se habían generado incluso desde su propio entorno? Pues eso fue lo que sucedió con la España que se ha inventado Sergio Scariolo en el arranque de la clasificación para el Mundial de China. El equipo C, el equipo de los anónimos, el equipo sin estrellas de la NBA ni de la Euroliga ganó en Montenegro con una actuación sobresaliente. La España de los otros estuvo muy por encima de lo que se pensaba. Exhibió una solidez sorprendente, inesperada para todos, incluso para los más cercanos. En medio de una situación propiciada por la guerra FIBA-Euroliga a la que hay que tachar de absurda, ridícula o suicida siendo muy generoso, España se puso en manos de unos jugadores que dieron una lección de orgullo y de actitud. Fue una muestra soberbia de profesionalidad, de compromiso, de haber aprovechado al máximo las siete sesiones de entrenamiento previas al que era para muchos su estreno internacional.

No es que la Selección jugara de memoria, pero casi. Y buena parte de ese mérito radica en el minucioso trabajo de un cuerpo técnico que ha dado una lección de cómo preparar un partido ante un rival al que también le faltaban jugadores, pero no de la dimensión de los españoles. Entre los NBA y los Euroliga, Scariolo no ha podido reclutar casi a una treintena de internacionales. Con esa losa llegaban los veteranos y los noveles a Pogdorica y su respuesta fue perfecta durante más de 30 minutos. Como si los sistemas que el cuerpo técnico les envió a través del teléfono se los hubiesen memorizado como buenos opositores. Los tres primeros cuartos de España fueron intachables (41-58) y la reacción a la remontada de los balcánicos en el tramo final también habla muy bien de un grupo que ha respondido a lo grande a su primer desafío.

España tardó muy poco en olvidarse de la responsabilidad y de las ausencias. Cuando el bloque se asentó atrás, la maquinaria empezó a funcionar apoyada en su capitán, Fran Vázquez, y en un sistema con cuatro pequeños que asfixió a los montenegrinos. Las buenas ayudas acabaron pronto con las tímidas ventajas locales y con la confianza nacida de proteger el aro propio, el equipo se soltó. La intensidad atrás permitió a España no encajar más de 15 puntos en ninguno de los tres primeros cuartos. La intensidad de Saiz y Llovet; el talento de Paulí; la veteranía en beneficio del grupo de Vidal y Vázquez; los detalles de Fernández y Rabaseda... todo el mundo hizo lo que debía sin salirse del guión. Nadie hizo cosas raras ni ocupó un papel que no tuviera asignado.

Por eso España mandó como hacen sus estrellas en muchos de los partidos de los grandes torneos: diferencias de más diez puntos para llevar el duelo siempre controlado. Así fue hasta que a Montenegro le empezaron a entrar los triples desesperados y se llegó al tramo final con todo por decidir (63-69 a 2:30). Entonces apareció el capitán. Fran Vázquez, importantísimo en los dos lados de la pista en los dos primeros cuartos, surgió cuando se necesitaba una referencia. Anotó cinco puntos seguidos –su hoja de servicios presentó 15 puntos, 4 rebotes, 2 asistencias y 2 tapones– para que Montenegro sacara la bandera blanca. Colom remató a los balcánicos y despejó la mayoría de los temores que asaltaban el estreno de la fase de clasificación. La España de los anónimos dio una lección a todos y se cargó de confianza para afrontar mañana el reto de Eslovenia. Pau, Calderón, Llull, Claver, los Hernángomez... la felicitación a la otra España fue unánime.