El Ferrari que viene

La superioridad del coche de Sebastian Vettel sobre el de Fernando Alonso ha sido el factor clave del pasado Mundial, así que para tranquilizar al piloto asturiano ya se ha lanzado un mensaje desde la escudería italiana: «Tendremos un coche ganador desde la primera carrera». La reflexión no es de un cualquiera, pertenece a Luca di Montezemolo, el presidente de Ferrari. Su balance de la temporada deja un poso de insatisfacción: «Pese a ser el equipo que más puntos logró en las últimas cinco carreras, pese a estar contento por haber visto a nuestros dos pilotos en el podio de Brasil... Nos ha faltado un coche lo suficientemente rápido como para estar al frente de la parrilla en la clasificación y ése ha sido el principal problema que hemos tenido durante toda la temporada».

No es la primera vez que a Alonso le fallan desde su escudería. En McLaren, una disputa absurda le privó al equipo y a él de una corona segura y en 2010, un error de bulto desde el muro de boxes le condenó.

Alonso quiere que en Ferrari haya algo más que un coche que le obligue a hacer milagros. En 2011, como contraprestación a su continuidad en la escudería italiana, exigió una serie de cambios en la cúpula técnica que, de momento, no han dado fruto. Pat Fry, el responsable del coche que llegó desde McLaren, está lejos de ser el mejor en su terreno. El batallón de ingenieros tampoco es que sea de lo más brillante. Los fallos a nivel aerodinámico son notables y en Ferrari se echa mucho en falta un túnel de viento a la altura de los de McLaren o Red Bull. Hace no demasiado tiempo, Ferrari traía de cabeza a los legisladores técnicos de la F-1. Esa capacidad de sorpresa es ahora exclusiva de Adrian Newey, el «padre» del último monoplaza campeón. El coche de 2013 será una evolución del actual y la esperanza se encuentra en lo que puedan aportar las nuevas incorporaciones, algunas tan importantes como la de Löic Bigois -procedente de Mercedes-, que muy pronto puede sustituir a Nikolas Tombazis, el jefe de diseño actual.